El maletero del coche no es un almacén ilimitado. Conoce cuáles objetos debes evitar guardar en él para prevenir riesgos de salud, seguridad y daños en el vehículo, especialmente en temporadas de altas temperaturas.

El maletero de un automóvil, muchas veces considerado como un espacio extra para guardar objetos que no caben en el interior, puede convertirse en una fuente de problemas si no se usan criterios adecuados para su carga.

Aunque resulta cómodo dejar en el maletero botellas, alimentos, o incluso objetos de valor, existe evidencia que demuestra que algunos de estos elementos pueden representar un riesgo real tanto para la salud como para la integridad del vehículo.

En primer lugar, uno de los principales peligros radica en las altas temperaturas que puede alcanzar el interior del maletero, particularmente en verano o si el coche permanece estacionado en un garaje cerrado y sin ventilación.

Se ha comprobado que la temperatura puede superar los 50°C, afectando gravemente ciertos objetos y sustancias que se dejan allí. La exposición a estos niveles de calor puede transformar el maletero en una especie de 'cocina improvisada', en donde prendas, alimentos y medicamentos se degradan rápidamente.

Por ejemplo, los alimentos perecederos y los remedios, si permanecen en estas condiciones, pierden sus propiedades y pueden llegar a ser peligrosos para la salud.

Imagina guardar una comida en mal estado y que alguien consuma después, sin darse cuenta. Del mismo modo, las botellas de agua o bebidas envasadas de plástico pueden liberar sustancias químicas dañinas en el líquido debido al calor, afectando el sabor y potencialmente causando problemas digestivos o intoxicaciones.

Además, el transporte de dispositivos electrónicos y baterías en el maletero es muy desaconsejable. Estos aparatos, como celulares, tablets o cámaras digitales, contienen componentes sensibles que pueden dañarse por temperaturas elevadas. Las baterías de litio, en particular, son muy susceptibles: si se calientan demasiado, pueden hincharse, filtrar químicos peligrosos o, en casos extremos, incendiarse, poniendo en riesgo la seguridad del auto y de los ocupantes.

Otro riesgo considerable lo representan los objetos inflamables: latas de aerosol, desodorantes en spray, encendedores y productos similares. La combinación del calor extremo, el movimiento y la presión interna puede provocar que estos envases exploten, generando peligros de incendio o incluso explosiones dentro del vehículo.

Por esta razón, siempre que sea necesario transportar artículos peligrosos, se deben utilizar compartimentos ventilados y asegurarse de que estén bien contenidos.

Asimismo, el maletero no debe ser utilizado para el transporte de mascotas. Aunque algunos conductores piensan que llevar animales en el baúl es una opción conveniente, en realidad resulta sumamente peligroso. La falta de ventilación, las altas temperaturas y la imposibilidad de monitorear a las mascotas en el espacio cerrado pueden causar daños graves en cuestión de minutos.

La recomendación universal es que los animales viajen dentro del habitáculo, en transportines adecuados o con cinturones de seguridad diseñados para su protección.

Más allá de los objetos que se colocan en el maletero, también es importante considerar el peso total que se carga en el vehículo. Un coche de size media no debería superar los 36 kilos en el maletero, distribuidos uniformemente para mantener la estabilidad, el control y la seguridad en la conducción.

Colocar objetos pesados en la parte baja del maletero ayuda a reducir riesgos y brinda mayor estabilidad.

Para garantizar una carga segura, se recomienda usar correas o sistemas de sujección para evitar que las valijas se desplacen durante la marcha. Además, es aconsejable distribuir los objetos más livianos en diferentes áreas del coche para evitar obstáculos en la visión y facilitar el acceso a ellos en caso de necesidad.

En conclusión, el maletero no es un lugar para almacenar cualquier objeto. Guardar elementos inapropiados puede resultar en problemas que comprometan la seguridad del conductor, los pasajeros y el propio vehículo, además de generar riesgos relacionados con el calor y la inflamabilidad.

Con una distribución adecuada y un conocimiento claro de qué no guardar, es posible transportar la carga de manera segura y responsable, evitando accidentes y daños innecesarios.