La escuela provincial N° 134 de Paso del Sapo, una comunidad aislada en Chubut, fue reinaugurada tras una importante obra de refacción promovida por Ford y sus concesionarios. La comunidad, con apenas 500 habitantes, destaca por su fuerte identidad cultural y su vínculo con la música, en un entorno natural de paisajes de bardas y río Chubut.
En el corazón de la provincia de Chubut se encuentra Paso del Sapo, un pequeño pueblo de aproximadamente 500 habitantes caracterizado por su aislamiento y su fuerte identidad cultural.
Allí, la escuela provincial N° 134 'Marcelo Eliseo Duflos', que originalmente data de principios del siglo XX, se convirtió en un símbolo de desarrollo y comunidad tras una significativa revitalización.
Este pueblo, anteriormente conocido como Rincón de los Leones debido a la ferocidad de los pumas que merodean por la zona y que atacan al ganado, experimentó a lo largo de los años una transformación tanto en su infraestructura como en su espíritu comunitario.
En 1972, la escuela fue construida con materiales duraderos gracias a un proyecto de la empresa Ford y sus concesionarios, que ha mantenido un compromiso constante con la educación rural durante décadas.
La historia de Paso del Sapo está entrelazada con su gente y sus tradiciones, destacando especialmente su vínculo con la música folclórica, que funciona como un puente que conecta a sus habitantes con otros lugares del país y mantiene viva su identidad.
La escuela, además de su función educativa, es el centro neurálgico de la comunidad, donde todos los días los niños, desde los más pequeños en el jardín de infantes hasta los adolescentes en secundaria, participan en actividades relacionadas con el agro y la cultura local.
Hace poco, en el marco del programa 'Educación para un nuevo mañana', iniciado en 2003 por Ford y sus concesionarios, se llevaron a cabo obras de refacción y mejora en el establecimiento.
Entre las nuevas instalaciones destacadas estuvieron la optimización de los invernaderos, la reparación de techos y paredes, y la creación de espacios de juego y recreación para los niños.
La reinauguración contó con la presencia de autoridades provinciales y locales, quienes resaltaron la importancia de fortalecer la educación en zonas alejadas y de trabajar en conjunto con la comunidad.
El director de la escuela, David Nazer, quien llegó a Paso del Sapo a los 19 años desde Esquel y que fue también quien compuso el himno local, expresó su compromiso de seguir sirviendo en su comunidad y de mantener viva la tradición musical que caracteriza a la región.
En el acto, los estudiantes demostraron su talento, interpretando temas en órgano y acordeón, y una alumna de solo 10 años cautivó a todos con su canto.
Uno de los principales desafíos que enfrentan los habitantes de Paso del Sapo es la coexistencia con los pumas, que aunque llaman a sus animales 'leones' por su ferocidad, también representan un riesgo para el ganado, que es vital para la economía local junto con la pesca y el turismo en desarrollo.
La historia, la cultura y la naturaleza conforman el alma de esta comunidad. La escuela, que en sus inicios fue un simple refugio de ladrillos y adobe, hoy se ha consolidado como un símbolo de resiliencia y progreso. La obra de Ford y sus concesionarios no solo ha mejorado las instalaciones físicas, sino que también reafirmó el compromiso de fortalecer la educación y la identidad cultural de Paso del Sapo.
Para el director Nazer y los habitantes, la escuela representa mucho más que un edificio; es el corazón de la comunidad. La frase final del himno, que canta: "Paso del Sapo hoy te cantamos, y te deseamos felicidad, que en el futuro seas un pueblo, que tenga mucho prosperidad”, refleja su esperanza en un porvenir mejor y en la continuidad de sus tradiciones, en un entorno donde la historia y la cultura forjan un futuro de esperanza y crecimiento.