El mercado de automóviles nuevos en Argentina continúa creciendo, con ventas que en los primeros siete meses superaron ampliamente las cifras del año anterior. Sin embargo, la tendencia de aumento en los precios oficiales de los vehículos indica que en agosto se esperan subas significativas, algunas superiores al 10%, afectando tanto a fabricantes nacionales como internacionales. Este escenario genera expectativas sobre cómo impactarán estas variaciones en el consumo y la rentabilidad del sector automotor.
El mercado de automóviles 0 km en Argentina continúa atravesando un período de expansión notable, reflejado en un incremento sostenido en las ventas mes a mes.
Entre enero y julio de este año, se registraron aproximadamente 388.680 patentamientos, lo que representa un aumento del 71,5% en comparación con las 226.571 unidades vendidas en el mismo período del año anterior. Las proyecciones indican que este volumen de ventas podría superar las 650.000 unidades al cierre del 2025, consolidando una tendencia de recuperación en el sector automotor local.
Este crecimiento ha sido favorecido por diversas medidas económicas, como un entorno macroeconómico estable, la eliminación de ciertos impuestos y la oferta de financiamiento a tasas de interés muy bajas o incluso 0%, situación que ha incentivado a los consumidores a adquirir vehículos nuevos.
Sin embargo, esta bonanza podría estar en jaque en las próximas semanas debido a una tendencia al alza en los precios oficiales de muchos modelos, que afectará la rentabilidad de las automotrices y podría influir en la demanda.
En agosto, se anticipan incrementos en las listas de precios de varias marcas, con algunos modelos que podrían registrar subas superiores al 10%, mientras que otros mantendrían aumentos del 3% o 4%.
Algunas fuentes indican que estas subas ya están siendo preparadas por los fabricantes y que se darán a conocer en los próximos días. La razón principal de estos incrementos radica en que, hasta ahora, las automotrices han ajustado sus precios por debajo de la inflación y del movimiento del dólar, buscando mantener competitividad y preservar márgenes de rentabilidad.
El Grupo Stellantis, que agrupa marcas como Fiat, Peugeot, Citroën, Jeep, Ram y DS, será uno de los primeros en comunicar sus aumentos. En concreto, la pick-up Ford Ranger, un modelo muy popular, tendrá un incremento de aproximadamente un 3,1% en su precio oficial para agosto. Esta tendencia refleja una suba promedio en los precios de los modelos del grupo por encima del 10%, resultado de un ajuste realizado mediante una nueva lista de precios enviada a los concesionarios, que ya incluye un ajuste del 5,5% y otro próximo a anunciar.
Desde Stellantis explicaron que, desde principios de 2025, la devaluación del peso argentino fue del 99%, mientras que los precios de los autos del grupo solo aumentaron un 74%.
La estrategia, según señalaron, incluye promociones y bonificaciones para minimizar el impacto de estos aumentos en los consumidores, buscando mantener la demanda y la fidelidad de los clientes.
Por su parte, Ford también prevé un incremento en sus precios, con un promedio del 3% en toda su gama. Modelos como la Ranger, la SUV Territory, la camioneta Maverick y los vehículos utilitarios Transit sufrirán distintas subas que oscilan entre el 1% y el 4%.
Además, Volkswagen ha mencionado que sus precios subirán en promedio alrededor del 4% en sus diferentes modelos, incluyendo su gama más económica, como el Polo Track.
Estos ajustes en los precios se producen en un contexto en el que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró una variación mensual de 1,6% en junio de 2025.
Por lo tanto, los aumentos proyectados en los autos 0 km superarán ese porcentaje, reflejando un incremento real en los costos para los consumidores.
El sector automotor argentino tiene una historia de adaptaciones constantes ante variables económicas fluctuantes. Desde la crisis del 2001 hasta las políticas recientes de incentivos y restricciones, las automotrices han sabido navegar en un entorno de alta inflación y devaluación.
Sin embargo, las recientes subas de precios, sumadas a la inflación persistente, abren un nuevo escenario en el que los consumidores deberán evaluar con mayor cautela sus decisiones de compra.
A nivel histórico, las políticas económicas han influido considerablemente en el mercado automotor argentino. Durante la década del 2000, por ejemplo, la implementación de controles de precios y la protección de la industria local favorecieron un crecimiento sostenido.
Ahora, en una economía con alta inflación y variables cambiarias complicadas, las automotrices intentan equilibrar sus necesidades de rentabilidad con la demanda de los consumidores, que cada vez más buscan vehículos accesibles y financiables.
De confirmarse los aumentos previstos, el sector tendrá que enfrentar no solo la presión en las ventas, sino también el desafío de mantener la confianza de un mercado que, históricamente, ha sido muy sensible a las fluctuaciones económicas.
Los próximos meses dictarán si las estrategias de ajustes de precios se mantendrán en línea con la inflación y qué impacto tendrán en las ventas finales de vehículos en el país.