La presidenta Claudia Sheinbaum lidera la primera reunión ministerial de América Latina y el Caribe para fortalecer la acción climática y promover un desarrollo sostenible con enfoque regional.
En un paso decisivo hacia la integración regional en materia de acción climática, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, inauguró la primera Reunión Ministerial de América Latina y el Caribe dedicada a implementar estrategias conjuntas contra el cambio climático.
La reunión, celebrada en la Ciudad de México los días 25 y 26 de agosto de 2025, reunió a 22 ministros y altos funcionarios de la región con el objetivo de fortalecer el liderazgo latinoamericano en la lucha contra el calentamiento global y preparar la agenda para la próxima COP30, que se realizará en Belém, Brasil.
Supuestamente, esta cumbre marca un hito en los esfuerzos de la región por definir un modelo de desarrollo más justo, inclusivo y sostenible. La mandataria resaltó que el desarrollo sustentable no puede limitarse solo a la protección ambiental, sino que debe comprender cuatro pilares fundamentales: el social, el económico, el ambiental y la soberanía.
En sus palabras, "el desarrollo sostenible requiere que disminuyamos la pobreza y reduzcan las desigualdades económicas, promoviendo el bienestar de todos, sin olvidar la protección del entorno natural y la autodeterminación de nuestros pueblos".
Durante el encuentro, que contó con la participación de autoridades de países como Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Perú, se presentaron distintas acciones y metas para avanzar en la lucha contra el cambio climático.
México, por ejemplo, se comprometió a que para el 2030, aproximadamente el 35% de su generación eléctrica provenga de fuentes renovables, un objetivo que equivaldría a una inversión de alrededor de 28.000 millones de euros, dado que los costos en la región oscilan entre 20 y 30 millones de euros por cada porcentaje adicional en energías limpias.
Supuestamente, México ya ha destinado más de 21.000 millones de euros anuales en programas como Sembrando Vida, que reforesta cerca de un millón de hectáreas y apoya a más de 400 mil agricultores y agricultoras en zonas rurales.
Además, se planea ampliar la captura de carbono y mejorar la gestión de recursos hídricos por medio de proyectos de tecnificación de riego y saneamiento de ríos altamente contaminados, como el Atoyac y el Lerma.
En materia de transporte, el gobierno mexicano anunció una inversión cercana a los 9.000 millones de euros en la modernización de trenes de pasajeros y carga, con el fin de reducir la dependencia del transporte por carretera y disminuir las emisiones generadas en el sector.
Asimismo, se lanzaron iniciativas para promover vehículos eléctricos, incluyendo el desarrollo de mini autobuses y autos eléctricos fabricados en México, a través de alianzas con empresas nacionales como Olinia.
Supuestamente, esta reunión regional busca también fortalecer la posición de América Latina y el Caribe en el escenario internacional, especialmente en la próxima COP30, la cual será la oportunidad para que la región defina compromisos concretos y mecanismos de seguimiento que aseguren la implementación efectiva de las metas climáticas.
La secretaria de Medio Ambiente, Alicia Bárcena Ibarra, afirmó que "esta cumbre debe marcar el inicio de una nueva era de integración climática regional, que impulse modelos de desarrollo más justos y responsables".
Por otro lado, el presidente designado de la COP30, André Corrêa do Lago, subrayó que "la agenda climática puede revertir muchos de los daños sociales causados en los últimos años en nuestros países, siempre que se actúe con justicia y se utilice el multilateralismo como herramienta principal".
La colaboración entre países y la solidaridad regional serán clave para enfrentar los desafíos del cambio climático.
En conclusión, esta primera reunión ministerial representa un paso importante para que América Latina y el Caribe puedan presentar una postura unificada en la lucha global contra el cambio climático.
La integración de esfuerzos y recursos, además de la definición de metas claras, permitirá a la región avanzar hacia un desarrollo más sostenible y resiliente, con un compromiso firme de proteger su biodiversidad, sus comunidades y su futuro.
La participación activa en la COP30 será decisiva para consolidar estos avances y demostrar que la región se toma en serio su responsabilidad histórica en la crisis climática mundial.