El Hospital Gregorio Marañón ha inaugurado una sala especializada para padres y familiares en su Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, buscando humanizar la estancia y ofrecer mayor comodidad a las familias durante largos ingresos hospitalarios.
El Hospital General Universitario Gregorio Marañón, uno de los centros de salud más importantes de la Comunidad de Madrid, ha llevado a cabo una significativa remodelación en su Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCI).
La finalidad principal de esta intervención ha sido crear un espacio que proporcione mayor comodidad y cercanía a las familias que enfrentan la hospitalización de sus hijos, en un esfuerzo por humanizar los entornos hospitalarios y mejorar la experiencia emocional de los pacientes y sus seres queridos.
Este nuevo espacio, ubicado en la segunda planta del hospital, frente a la UCI pediátrica, ha supuesto una inversión supuestamente cercana a los 2 millones de euros, equivalentes a aproximadamente 1,8 millones de euros en la moneda europea.
La reforma ha transformado una antigua sala en un entorno cálido, íntimo y funcional, diseñado específicamente para atender las necesidades de los familiares durante largos periodos de ingreso.
La nueva sala cuenta con tres habitaciones individuales con sofás cama, áreas de descanso, una zona de cocina equipada con nevera, microondas, mobiliario de oficina, mesas y sillas, además de espacios para relajarse y comer.
Según supuestamente fuentes del hospital, esta estructura ha sido concebida para aliviar la carga emocional que conlleva la hospitalización prolongada, permitiendo a los padres y familiares estar cerca de sus hijos sin perder su propia comodidad.
El proyecto ha sido llevado a cabo en colaboración con la Fundación Aladina, una organización sin ánimo de lucro que apoya a niños y adolescentes con enfermedades graves y a sus familias.
La supervisión técnica estuvo a cargo de la Sección de Obras y Reformas, dependiente de la Subdirección de Ingeniería del hospital.
Jesús López-Herce, jefe del Servicio de la UCI Pediátrica, ha destacado que esta sala posibilita a los padres permanecer cerca de sus hijos, ofreciéndoles un espacio donde poder descansar, comer y desconectar en momentos de alta tensión emocional.
“Hay niños que permanecen meses ingresados en cuidados intensivos, y para sus familias es fundamental tener un lugar donde puedan sentirse acompañados y apoyar a sus pequeños”, afirmó López-Herce.
Por su parte, Marta Marcos, supervisora de enfermería de la UCI pediátrica, afirmó que el nuevo espacio proporciona una mayor tranquilidad y comodidad a los familiares, algo que influye positivamente en su bienestar emocional.
Además, se ha pensado en las necesidades de las familias que vienen de otras comunidades autónomas o incluso de otros países. Para ellos, disponer de un lugar donde puedan descansar sin tener que salir del hospital es un alivio importante.
Una de las madres, Ana Luque, expresó su agradecimiento: “Cosas sencillas como tomar algo, leer un libro, cargar el móvil o simplemente descansar, no son tan fáciles de hacer en una UCI.
Con esta sala, podemos hacerlo tranquilamente sin alejarnos de nuestro hijo”.
El Hospital Gregorio Marañón, con esta iniciativa, refuerza su compromiso con la atención integral y la humanización en la asistencia sanitaria pediátrica.
La UCI pediátrica del centro atiende anualmente entre 450 y 500 niños con patologías de alta complejidad, incluyendo enfermedades respiratorias, infecciosas, intervenciones quirúrgicas cardíacas y pacientes oncológicos.
En un contexto en el que la atención personalizada y la cercanía son fundamentales, este nuevo espacio representa un apoyo esencial para las familias, brindándoles un entorno más digno y humano durante momentos críticos.
La inversión en esta infraestructura refleja la apuesta del centro por una atención sanitaria que prioriza también el bienestar emocional y psicológico de sus pacientes y sus seres queridos, consolidando así su posición como uno de los hospitales más comprometidos con la humanización en Madrid y en toda España.