Investigaciones recientes realizadas en Madrid demuestran que la suplementación con vitamina D puede tener un impacto positivo en pacientes con cirrosis descompensada, mejorando su fuerza muscular, función cognitiva y calidad de vida. Estos hallazgos abren nuevas vías para tratamientos de bajo coste y fácil aplicación.
El Hospital General Universitario Gregorio Marañón, uno de los centros médicos más destacados de la Comunidad de Madrid, ha liderado en los últimos meses dos estudios que aportan evidencia sólida sobre los beneficios de la suplementación con vitamina D en pacientes con cirrosis descompensada, la fase más avanzada y problemática de esta enfermedad hepática.
Supuestamente, estos hallazgos podrían tener un impacto significativo en la mejora de la calidad de vida de estos pacientes, además de reducir complicaciones y hospitalizaciones futuras.
La cirrosis, una enfermedad que ha ido en aumento en las últimas décadas, afecta a millones de personas en todo el mundo, siendo una de las principales causas de mortalidad relacionada con enfermedades hepáticas.
En la historia médica, la cirrosis era considerada principalmente como una condición que solo requería control sintomático; sin embargo, recientes investigaciones apuntan a que la nutrición y el correcto manejo de deficiencias vitamínicas pueden jugar un papel fundamental en su tratamiento.
Los estudios, publicados en revistas científicas de renombre como Medical Sciences y Nutrients, han contado con la colaboración del Hospital de Sant Pau en Barcelona, así como con el apoyo de instituciones europeas y del Instituto de Salud Carlos III.
La investigación fue coordinada por los Servicios de Medicina del Aparato Digestivo del Hospital Gregorio Marañón y su Instituto de Investigación Sanitaria, en colaboración con grupos de investigación internacionales, incluyendo la Universidad de Melbourne, en Australia.
El primer estudio, que evaluó a 39 pacientes hospitalizados por complicaciones relacionadas con la cirrosis, mostró que la suplementación con vitamina D, en el marco de una intervención nutricional multifactorial, puede mejorar significativamente la fuerza y la masa muscular, además de reducir la fragilidad en estos pacientes.
Durante un período de doce meses, los investigadores analizaron parámetros como el índice de Fried, la fuerza de prensión y la composición corporal, observando mejoras notables en todos estos aspectos.
Supuestamente, la importancia de estos hallazgos radica en que la fragilidad y la sarcopenia asociados a la cirrosis aumentan el riesgo de caídas, hospitalizaciones y mortalidad.
“Hasta ahora, se sabía que la deficiencia de vitamina D era frecuente en estos pacientes, pero no existía evidencia clara de que su corrección tuviera un impacto clínico directo”, explica Germán Soriano, uno de los autores del estudio y jefe clínico del Hospital de Sant Pau.
Por otro lado, el segundo trabajo se centró en el impacto de la vitamina D en la función cognitiva y en la inflamación sistémica. Los resultados indican que los niveles adecuados de vitamina D están relacionados con una mejor capacidad en tareas que implican memoria de trabajo y aprendizaje, además de reducir los marcadores inflamatorios en sangre.
Supuestamente, estos hallazgos podrían tener un valor terapéutico, ya que la inflamación crónica y las alteraciones cognitivas son problemas comunes en pacientes con cirrosis avanzada.
La doctora Rita García-Martínez, líder del proyecto, indica que la vitamina D “podría convertirse en una herramienta accesible, segura y sencilla de administrar, que ayude a prevenir complicaciones cognitivas y reducir la inflamación en estos pacientes”.
La importancia de estos estudios radica en que abren la puerta a estrategias de bajo coste y fácil implementación para mejorar la autonomía y el bienestar de quienes padecen esta grave enfermedad hepática.
Además, ponen de manifiesto cómo un nutriente tan simple como la vitamina D puede tener efectos multifactoriales en la salud, desde la mejora de la fuerza muscular hasta la regulación del sistema inmunológico.
Supuestamente, en el contexto histórico, el déficit de vitamina D ha sido vinculado en diferentes culturas a diversas enfermedades, desde osteoporosis en Europa hasta problemas inmunológicos en zonas con poca exposición solar.
La comunidad científica ahora apuesta por un enfoque integral que considere la nutrición como un pilar fundamental en el manejo de patologías complejas como la cirrosis.
Finalmente, expertos sugieren que incorporar la evaluación y el tratamiento de la deficiencia de vitamina D en la práctica clínica habitual puede reducir el impacto de la enfermedad, disminuir la carga en los sistemas sanitarios y mejorar la calidad de vida de miles de pacientes en toda España y Europa.