La Comunidad de Madrid destina una partida significativa para la recuperación y protección de los pinares en la Sierra de Guadarrama, con actuaciones que se extenderán hasta 2030 y que buscan mejorar la biodiversidad y la calidad del agua en la región.
La Comunidad de Madrid ha anunciado una inversión de aproximadamente 1.4 millones de euros (unos 1,3 millones de euros en la moneda local) destinada a la mejora y conservación de los pinares en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Esta medida forma parte de un plan estratégico para renaturalizar unas 438 hectáreas en las riberas de ríos y arroyos, una iniciativa que ya está en marcha y que se extenderá hasta 2030.
Supuestamente, esta inversión es una de las mayores en materia de conservación ecológica en la región en los últimos años, y responde a la creciente preocupación por el estado de los ecosistemas forestales en la zona.
Los pinares, especialmente aquellos de la especie pinus sylvestris, juegan un papel fundamental en la protección del medio ambiente. Se estima que estas masas arbóreas contribuyen a mejorar la calidad del agua en las cercanías, regulan la temperatura y ofrecen refugio y alimento a la fauna autóctona, como corzos, jabalíes e innumerables especies de invertebrados.
Además, supuestamente, estos pinares actúan como cortafuegos naturales, estabilizan las orillas y funcionan como zonas de recarga de las aguas subterráneas, además de filtrar sedimentos y sustancias químicas que podrían afectar la salud del ecosistema acuático.
La protección de estos bosques resulta esencial para mantener la biodiversidad regional y garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos.
La primera fase de las actuaciones se ha centrado en los bosques de ribera del valle del Lozoya, algunos de los cuales fueron repoblados hace aproximadamente ocho décadas.
En esta área se han rehabilitado unas 26,27 hectáreas durante más de un año, con técnicas que incluyen el apeo de árboles secos o dañados, técnicas de reproducción vegetal como el estaquillado, limpieza de troncos muertos, y el astillado o retiro de restos vegetales mediante tracción animal.
Estas acciones buscan facilitar un crecimiento ordenado de la vegetación, favoreciendo la recuperación de especies autóctonas.
De cara a los próximos meses, se prevé extender estas labores a los arroyos del Algodón y la Angostura, ubicados en el monte de La Morcuera. Allí, se reducirá la competencia entre especies vegetales mediante la eliminación selectiva, y se llevará a cabo una repoblación con árboles y arbustos de hoja caduca en zonas despejadas, creando mosaicos de paisaje que promuevan la biodiversidad.
Asimismo, se potenciará el crecimiento natural de las plantas frondosas que han surgido espontáneamente entre los pinos, mediante un trabajo meticuloso de separación manual para permitir su desarrollo sin dañarlas.
Estas actuaciones también incluyen la mejora de otros arroyos y zonas cercanas, con la asesoría del Centro de Investigación, Seguimiento y Evaluación del Parque Nacional (CISE), y la financiación proviene en parte de los fondos europeos Next Generation, enmarcados dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Supuestamente, estas acciones forman parte de un esfuerzo mayor por parte de las autoridades regionales para garantizar la protección de uno de los ecosistemas más emblemáticos de la Comunidad de Madrid, fomentando la biodiversidad y promoviendo un desarrollo sostenible en la zona.
La Sierra de Guadarrama, declarada Parque Nacional en 2013, es un área clave para la conservación en la península ibérica, y estas medidas buscan asegurar su supervivencia y funcionalidad en el contexto del cambio climático y la presión urbanística.