Un nuevo proyecto busca minimizar el desperdicio de frutas y elaborar productos lácteos innovadores utilizando subproductos de sandía y melón en la Comunidad de Madrid.

En un significativo avance hacia la sostenibilidad alimentaria, la Comunidad de Madrid está evaluando el uso de subproductos de sandía y melón para desarrollar productos lácteos nutritivos.

Esta iniciativa surge como respuesta al alarmante desperdicio de alimentos en las naciones desarrolladas, que alcanza casi el 30%, según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El proyecto es gestionado a través del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), que se encuentra en la fase de estudio sobre cómo integrar frutas que, aunque estén en condiciones óptimas, no logran ser comercializadas debido a factores estéticos o de tamaño.

Por ejemplo, muchas frutas son consideradas no aptas para la venta únicamente porque presentan golpes o no cumplen con los estándares de medida requeridos.

Como resultado, estos productos son desechados cuando podrían ser utilizados de manera eficiente.

Los investigadores del IMIDRA han empezado a desarrollar recetas innovadoras que incluyen kéfir y yogur elaborados con pulpa y harina de cáscara de estas frutas.

Las primeras pruebas han mostrado resultados prometedores, con yogures que no solo ofrecen un perfil lipídico mejorado, sino que también cuentan con propiedades funcionales que pueden contribuir a la salud de los consumidores.

Las cáscaras y pulpas de sandía y melón, además de ser ricas en compuestos fenólicos y antioxidantes, poseen capacidades que ayudan a prevenir enfermedades crónicas.

Los lácteos se producen con leche de razas autóctonas en peligro de extinción, como la oveja rubia de El Molar, la oveja negra de Colmenar y la cabra del Guadarrama.

Esta metodología no solo contribuye a la reducción del desperdicio, sino que también potencia la producción de estas razas que son parte del patrimonio agrícola madrileño.

El proyecto tiene una duración prevista de dos años, y a futuro contempla la posibilidad de utilizar también los restos de sandía y melón en la alimentación animal, lo que habría un impacto positivo en la reducción de costos para los ganaderos.

Desde hace más de una década, el IMIDRA ha estado trabajando en la creación y caracterización de lácteos, y el avance actual es una continuación de esos esfuerzos.

Entre los logros previos se encuentran productos de kilómetro cero elaborados en colaboración con empresas locales, como la Quesería Jaramera, que produce bebidas probióticas, y la Quesería Vega de San Martín, conocida por su queso de cabra enriquecido con piel de uva.

Estas iniciativas no solo benefician la economía local, sino que también mejoran la calidad de los productos disponibles en el mercado, fomentando así un estilo de vida más sostenible.