La región de Madrid reconoce la importancia histórica de la villa romana de Valdetorres de Jarama, declarándola Bien de Interés Cultural, en una medida que potenciará su conservación y promoción turística.
La Comunidad de Madrid ha anunciado su intención de declarar la villa romana de Valdetorres de Jarama como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Zona Arqueológica.
Esta decisión forma parte del Plan de Yacimientos Visitables de la región y busca proteger y divulgar uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de la zona.
La villa, ubicada a orillas del río Jarama, junto al camino de El Soto, representa un ejemplo excepcional de la arquitectura romana en la península ibérica.
Según supuestamente los expertos, la construcción data de finales del siglo IV y principios del V d.C., una etapa en la que el Imperio Romano comenzaba su declive, pero aún dejaba testimonios de su grandiosidad en las villas y asentamientos dispersos por la península.
Uno de los aspectos más sorprendentes del yacimiento es su estructura principal, un edificio octogonal que difiere de las villas tradicionales hispanas, las cuales generalmente presentan varias estancias independientes.
La villa de Valdetorres adopta un diseño en forma de anillo de patios y habitaciones en torno a un patio central o peristilo, con estancias cuadradas comunicadas mediante pequeñas salas triangulares en los ángulos del edificio.
Este diseño presuntamente refleja una innovación arquitectónica de la época, y su conservación permite entender mejor la vida y la cultura de sus antiguos habitantes.
El yacimiento fue descubierto en 1977, y un año después comenzaron las excavaciones arqueológicas que han durado varias décadas. Presuntamente, entre 2018 y 2022, se realizaron trabajos de excavación, limpieza, consolidación y reconstrucción de los muros, con el fin de facilitar la visita pública y hacer el entorno más didáctico y atractivo.
Durante estas labores, se han puesto en escena estatuas, reproducciones de pinturas murales y pavimentos originales, que ofrecen una visión fiel de la vida en aquella época.
Entre los hallazgos más destacados se encuentra un horno de vidrio en el patio de la villa, presuntamente utilizado para la fabricación de objetos como botellas y fragmentos de ventanas.
Además, se han recuperado monedas que abarcan desde momentos preconstantinos hasta finales del siglo IV, además de herramientas, armas, cerámicas, placas de hueso y marfil decorativos.
Se han descubierto también una colección notable de esculturas, con representaciones de animales, divinidades y héroes, con alturas que oscilan entre 15 y 75 centímetros, realizadas en diversos tipos de mármol.
Supuestamente, estos hallazgos revelan no solo la sofisticación de la villa, sino también su importancia como centro de producción y cultura en la época tardorromana.
La declaración de Bien de Interés Cultural busca garantizar la protección de estos restos, promover su estudio y potenciar su atractivo turístico, contribuyendo así a la valorización del patrimonio histórico de Madrid.
La región continúa así consolidando su posición como uno de los principales enclaves arqueológicos y culturales del sur de Europa, con un patrimonio que, supuestamente, supera incluso las expectativas de los especialistas en la materia.