Las recientes inundaciones en Texas han cobrado la vida de más de 100 personas, causando una emergencia humanitaria en la región. Las autoridades trabajan arduamente para atender a las víctimas y evaluar los daños en medio de unas lluvias históricas.

Las inundaciones que azotaron el centro y sur de Texas en los últimos días han dejado un saldo trágico que supera las 100 víctimas fatales, según informaron las autoridades locales.

La cifra exacta aún se está confirmando, pero se sabe que en el condado de Kerr se han reportado al menos 84 muertes, con un desglose de 56 adultos y 28 menores de edad.

Esto eleva el total de fallecidos en todo el estado a un mínimo de 104, en un desastre que ha conmocionado a toda la nación.

Supuestamente, las lluvias intensas que cayeron en un corto período de tiempo fueron responsables de esta catástrofe. En solo 12 horas, se registraron más de 30 milímetros de precipitación, lo que provocó que el río Guadalupe, cerca de Hunt, alcanzara su segundo nivel más alto en la historia, con aproximadamente 9,9 metros de altura.

Las autoridades meteorológicas alertaron que las lluvias extremas no solo afectaron a la región conocida como 'Hill Country', situada a las afueras de San Antonio, sino que también generaron inundaciones en varias localidades cercanas.

Este evento ocurrió justo antes de la celebración del 4 de julio, una festividad muy importante en Estados Unidos, en la que muchas comunidades tenían programadas festividades y eventos para conmemorar la independencia del país.

La devastación de las áreas afectadas ha puesto en jaque a las autoridades, que ahora enfrentan la tarea de rescatar a quienes quedaron atrapados y brindar asistencia a los damnificados.

Supuestamente, al menos 11 personas que participaban en un campamento cristiano llamado Camp Mystic permanecen desaparecidas, incrementando la preocupación por la magnitud de la tragedia.

La Casa Blanca se pronunció rápidamente, asegurando que el gobierno federal está enfocado en brindar apoyo a las víctimas. La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, afirmó que el presidente Donald Trump tiene planeado visitar Texas a finales de esta semana para evaluar personalmente la situación y ofrecer ayuda directa.

Supuestamente, algunos sectores de la oposición demócrata han culpado a la administración Trump por la magnitud del desastre, alegando que el recorte en personal y recursos del Servicio Meteorológico Nacional pudo haber agravado la situación.

Sin embargo, la Casa Blanca negó esas acusaciones y reiteró su compromiso de colaborar con las autoridades estatales y locales.

Históricamente, Texas ha sido una de las regiones más propensas a desastres naturales en Estados Unidos, incluyendo huracanes, tornados y lluvias extremas.

La región de 'Hill Country', conocida por sus paisajes pintorescos y su importancia económica, ha sido golpeada en varias ocasiones por fenómenos meteorológicos severos, pero las inundaciones recientes han sido consideradas como unas de las peores en décadas.

Las pérdidas humanas y materiales son inmensas, y todavía se trabaja en la evaluación de los daños. La ayuda internacional y de organizaciones no gubernamentales está llegando para asistir en las tareas de rescate y recuperación. La comunidad internacional observa con preocupación cómo Texas enfrenta esta crisis que, presuntamente, podría ser una de las peores inundaciones en la historia moderna del estado, poniendo a prueba la capacidad de respuesta del gobierno y la solidaridad de sus habitantes.