Un bebé en Estados Unidos ha llegado al mundo tras ser gestado a partir de un embrión que permaneció congelado durante más de tres décadas, estableciendo un nuevo récord mundial. La historia combina avances tecnológicos y deseos familiares que trascienden el tiempo.

En una noticia que ha generado gran revuelo en Estados Unidos, un bebé ha nacido a partir de un embrión que fue preservado en congelación durante más de 30 años, rompiendo así el récord mundial del embrión más antiguo utilizado para una gestación.

Los padres biológicos y adoptivos son Lindsey y Tim Pierce, una pareja de Ohio que decidió adoptar el embrión en 2023, después de que supuestamente la historia de la fertilización in vitro (FIV) y la criopreservación avanzaran significativamente en las últimas décadas.

El nacimiento de Thaddeus Daniel Pierce ha sido motivo de celebración y asombro. Lindsey comentó que fue un parto complicado, pero que tanto ella como su bebé están en perfectas condiciones. “Tuvimos un parto difícil, pero ahora ambos estamos bien”, afirmó Lindsey, quien además aseguró que el bebé, apodado cariñosamente como Thad, es muy tranquilo y que están sorprendidos de tener a un niño tan hermoso en sus vidas.

La historia de este embrión comienza a principios de los años 90, cuando la genetista Linda Archerd, entonces de 32 años, junto a su esposo, decidieron probar la fecundación in vitro (FIV) tras seis años de intentos fallidos de concebir un hijo de forma natural.

En 1994, crearon cuatro embriones, de los cuales uno fue transferido con éxito a su útero, dando lugar a la única hija que actualmente tiene 30 años.

Los otros tres embriones permanecieron congelados en nitrógeno líquido, en un proceso que en aquel entonces era aún considerado experimental pero que pronto se convirtió en una práctica estándar en muchas clínicas de fertilidad.

Con el paso del tiempo, Linda y su esposo se divorciaron, y ella quedó en custodia de los embriones, manteniéndolos con la esperanza de poder utilizarlos en el futuro.

Supuestamente, Linda invirtió sumas millonarias en mantener la criopreservación de estos embriones, y cuando empezó la menopausia, contempló distintas opciones: desechar los embriones, donarlos a la investigación o entregarlos a una familia.

Finalmente, optó por la llamada “adopción de embriones”, un proceso que en Estados Unidos está regulado y promovido por organizaciones cristianas y fundaciones especializadas.

A través de un programa de Nightlight Christian Adoptions, Linda eligió a Lindsey y Tim, quienes llevaban siete años intentando tener un hijo sin éxito.

La pareja afirmó que no buscaba ningún récord, solo el deseo de ser padres. Cuando Linda vio las fotos del bebé, notó inmediatamente que se parecía mucho a su propia hija, lo que refuerza la idea de una conexión genética especial.

Este caso ha puesto en evidencia los avances en la criogenización y la fertilización asistida, que hoy en día permiten mantener embriones en estado de conservación por décadas.

El récord anterior lo tenía un embrión de unos 24 años, y ahora se ha superado ampliamente. La historia también ha generado debates sobre las implicaciones éticas, sociales y médicas de la utilización de embriones congelados a largo plazo.

Supuestamente, algunos expertos en medicina reproductiva consideran que esta historia abre nuevas posibilidades para familias que enfrentan dificultades para concebir, así como para el uso prolongado de embriones en criopreservación.

Sin embargo, otros advierten sobre los aspectos éticos y las decisiones que rodean la adopción de embriones, un tema que sigue siendo objeto de discusión en círculos científicos y legales.

En definitiva, el nacimiento de Thaddeus marca un hito en la historia de la reproducción asistida, demostrando que el tiempo y la tecnología pueden unirse para cumplir sueños que parecían inalcanzables, y que los límites de la ciencia continúan expandiéndose en beneficio de las familias.