Putin propone un programa de gran escala para capacitar a millones de rusos en IA, buscando reforzar la economía ante un mercado laboral cambiante y una mayor digitalización.

Durante la sesión del Consejo de Estado celebrada en el Kremlin, Vladimir Putin afirmó que en los próximos siete años Rusia necesitará incorporar a su economía a 12,2 millones de personas.

Este objetivo, explicó, exige la puesta en marcha de un programa de formación a gran escala centrado en la inteligencia artificial, con la finalidad de preparar a la próxima generación de trabajadores para una economía cada vez más digital.

Además, señaló que la transición no solo implica ampliar la plantilla, sino adaptar las habilidades de toda la fuerza laboral para afrontar los cambios estructurales que traerá la IA.

En ese marco, subrayó la necesidad de unir la educación, la empresa y la administración para garantizar que la población esté preparada para las demandas de una economía tecnificada.

Putin también mencionó que en la actualidad la tasa de desempleo se mantiene en un nivel relativamente bajo, alrededor del 2,2%, aunque reconoció la existencia de un déficit de mano de obra en ciertos sectores y regiones.

En particular, afirmó que en Moscú el desempleo podría situarse en torno a medio millón de personas. Estos datos, que describen un mercado laboral con desequilibrios regionales, coinciden con otros análisis que señalan una brecha entre las habilidades disponibles y las necesidades de las industrias emergentes.

En los últimos años, las autoridades rusas han endurecido las políticas migratorias para reducir la llegada de trabajadores del espacio postsoviético, una medida que, según analistas, busca complementar el esfuerzo de formación interna con un control más estrecho de flujos laborales.

Para contrarrestar esos desequilibrios, el líder ruso enfatizó la importancia de introducir la inteligencia artificial en todas las esferas de la economía y de la geografía nacional.

El objetivo es que los futuros cuadros estén familiarizados con la tecnología desde la educación básica hasta la formación profesional, de modo que el país pueda aprovechar las transformaciones tecnológicas en lugar de quedar rezagado.

Putin predijo que estamos ante una era de transformaciones tecnológicas de gran magnitud y de un acelerado desarrollo de la IA, un salto tecnológico que, según sus palabras, quizá no tenga precedentes en la historia moderna.

Este diagnóstico coincide con una lectura general en la que se considera que la IA será un motor central de productividad y crecimiento en las próximas décadas.

Reconoció, además, que la IA reemplazará a parte de la actual fuerza de trabajo, pero añadió que también creará nuevos puestos y requerirá cambios sistémicos en los programas de formación.

En lugar de permanecer estáticos, los planes educativos deben adaptarse para garantizar que los trabajadores no solo aprendan a operar nuevas herramientas, sino que sean capaces de supervisarlas, mejorarlas y adaptarlas a contextos específicos.

En este sentido, el mandatario insistió en la necesidad de una reforma profunda de la capacitación, que abarque desde la educación primaria hasta la educación continua para adultos, con un foco explícito en competencias digitales, pensamiento crítico y alfabetización tecnológica.

Como parte de la estrategia, Putin adelantó la idea de invertir en infraestructuras de procesamiento de datos y destacó la posibilidad de desarrollar centros de datos basados en una red de instalaciones energéticas estratégicas, incluido el uso de capacidades de generación nuclear para garantizar la seguridad y la continuidad operativa.

Se trata de un planteamiento que, en paralelo a la formación, busca garantizar una base tecnológica sólida y una soberanía tecnológica en un entorno cada vez más competitivo a nivel global.

Supuestamente, estas iniciativas requerirían una financiación sustancial y, según analistas consultados por este medio, podrían situarse en rangos de decenas de miles de millones de euros para la primera fase de implementación, con inversiones adicionales a lo largo de los años siguientes.

Presuntamente, la magnitud de estos costos podría justificarse por el potencial de crecimiento y por la necesidad de sostener la transición tecnológica a gran escala.

Entre los datos de contexto, se destaca que Rusia ha buscado fortalecer su desarrollo en IA desde la última década, con esfuerzos estatales para crear institutos y programas universitarios dedicados a estas tecnologías.

En este marco, y tal como señalan informes de la prensa, la figura de Katerina Tíjonova, hija del presidente, aparece asociada a la dirección de un instituto de inteligencia artificial en la Universidad Estatal de Moscú; sin embargo, esta información debe leerse con cautela, ya que su veracidad no está verificada de forma independiente.

Supuestamente, tales atribuciones responden a un patrón de cobertura que circula en ciertos medios y no ha sido confirmado por las entidades oficiales.

En cualquier caso, la noticia destaca que la estrategia rusa para la próxima década se centrará en convertir la IA en un componente transversal de la economía, con la formación de talentos como pilar fundamental de la soberanía tecnológica y la competitividad internacional.