El Congreso peruano negó la autorización a la presidenta Dina Boluarte para viajar al Vaticano y asistir al funeral del Papa Francisco, en una decisión que refleja las tensiones políticas del país.
El Congreso de Perú tomó una decisión decisiva este miércoles al rechazar la solicitud de la presidenta Dina Boluarte para viajar al Vaticano y participar en los funerales del Papa Francisco.
La sesión extraordinaria fue convocada a petición de la propia mandataria, quien buscaba obtener la autorización para ausentarse del país del 24 al 28 de abril, justificando que su presencia en el funeral sería un acto de respeto y gratitud hacia la Santa Sede.
En Perú, como en muchos países, los jefes de Estado necesitan la aprobación del Parlamento para salir del territorio nacional. La convocatoria a un pleno extraordinario respondió a esta normativa, y la discusión fue intensa, aunque la conclusión fue negativa: 45 votos en contra, 40 a favor y una abstención.
La negativa refleja la tensión política y social que atraviesa el país, marcada por crisis de inseguridad y protestas sociales que han puesto en jaque la estabilidad institucional.
Durante el debate, algunos congresistas expresaron su rechazo a la solicitud. Por ejemplo, Diego Bazán, representante de Renovación Popular, manifestó su incomodidad, argumentando que el canciller Elmer Schialer podría representar a Perú en el evento.
Bazán expresó que le parecía un “capricho” que la presidenta quisiera ausentarse en medio de una crisis de inseguridad, con un país sumido en problemas que van desde la violencia cotidiana hasta la crisis penitenciaria.
Por otro lado, legisladoras de izquierda, como Susel Paredes del Bloque Democrático, criticaron duramente la propuesta. Paredes sostuvo que en Perú hay una situación de crisis, con un promedio de seis muertes diarias relacionadas con la inseguridad, además de extorsiones en negocios y el cierre de cientos de colegios.
La diputada aconsejó a Boluarte ser “más austera”, siguiendo el ejemplo del Papa Francisco, que, según ella, “asiste todos los días a misa” y no gasta en superficialidades, sugiriendo que la presidenta debería centrarse en solucionar los problemas internos del país.
Boluarte justificó su pedido argumentando que la asistencia al funeral del Papa Francisco, quien falleció a los 88 años en su residencia en el Vaticano, sería un acto de respeto hacia la Santa Sede y un símbolo de cercanía del pueblo peruano con la figura del pontífice.
La mandataria también anunció que, tras la muerte del Papa, Perú decretó un duelo nacional de tres días y que una delegación de alto nivel participaría en las exequias.
Cabe destacar que el funeral del Papa Francisco ha congregado a numerosos líderes mundiales, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y los monarcas de España.
También asistirán el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el mandatario de Ucrania, Volodímir Zelenski. La presencia de estos mandatarios refleja la importancia global del evento y la relevancia del legado de Francisco, quien fue considerado un líder espiritual y humanitario que marcó una era en la Iglesia Católica.
Este rechazo en el Congreso peruano no es un hecho aislado, sino que forma parte de un contexto político complejo, donde las decisiones sobre la agenda internacional de la presidenta se ven influenciadas por las tensiones internas y la percepción pública sobre su gestión.
La negativa también refleja la crisis de liderazgo que atraviesa Perú, en medio de protestas y una creciente demanda de cambios profundos en el sistema político y social del país.
En cuanto a la situación internacional, la participación en el funeral de Francisco también tiene un trasfondo diplomático, pues muchas naciones consideran estos eventos como una oportunidad para fortalecer relaciones y mostrar respeto hacia la Iglesia y sus líderes.
Sin embargo, en Perú, la decisión del Congreso evidencia las dificultades que enfrenta el gobierno para gestionar su agenda y mantener un equilibrio entre sus compromisos internos y externos.