La crisis social en Nepal se intensifica tras una serie de protestas lideradas por jóvenes, dejando un saldo trágico de víctimas mortales y heridos en medio de disturbios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

En un dramático episodio que ha estremecido a Nepal, al menos 72 personas han perdido la vida y más de 200 han resultado gravemente heridas durante las protestas masivas lideradas por el movimiento juvenil conocido como 'Generación Z'.

Estas movilizaciones, que comenzaron el pasado lunes, se han extendido por todo el país y han sido marcadas por episodios de violencia y destrucción, dejando un saldo trágico y una crisis política en aumento.

Según supuestamente informes del gobierno, el secretario jefe de Nepal, Eaknarayan Aryal, quien además ocupa el cargo de director administrativo y es la autoridad máxima en el país, detalló estas cifras durante la ceremonia de toma de posesión de la nueva primera ministra interina, Sushila Karki.

Ella fue elegida el pasado viernes en medio de una crisis política que se desató tras la dimisión del exmandatario K.P. Sharma Oli, presuntamente presionado por las protestas y el descontento popular.

Supuestamente, Aryal indicó que de los fallecidos, 59 eran manifestantes, 3 pertenecían a las fuerzas policiales y 10 eran reclusos que intentaban escapar de cárceles en medio del caos.

La tensión social ha llevado al gobierno a tomar medidas drásticas, incluyendo la declaración de mártires a las víctimas de las protestas y la entrega de aproximadamente 6.200 euros (equivalente a un millón de rupias nepalíes) a las familias de cada uno de los fallecidos.

Además, el gobierno ha prometido que todos los heridos recibirán atención médica gratuita y ha declarado que la reconstrucción de las propiedades dañadas será una prioridad en su agenda.

Durante los días de movilización, las instalaciones del parlamento, del Tribunal Supremo, residencias de líderes políticos, sedes de partidos y un hotel de lujo en Katmandú fueron incendiadas o dañadas en enfrentamientos con los manifestantes.

Sushila Karki, quien asumió como líder provisional, se comprometió a investigar los actos de vandalismo y a garantizar que se haga justicia por los daños causados durante las protestas.

La crisis social ha puesto en jaque la estabilidad del país, que actualmente se encuentra bajo un gobierno interino encargado de gestionar los asuntos nacionales hasta que se celebren nuevas elecciones legislativas, previstas para el 5 de marzo de 2026.

Las protestas anticorrupción y contra las políticas del exlíder Sharma Oli comenzaron en respuesta a un veto a las redes sociales impuesto el 4 de septiembre, el cual supuestamente fue la chispa que encendió la furiosa reacción de la juventud nepalí.

La plataforma Discord, entre otras, sirvió como medio principal para organizar las movilizaciones, que carecían de un liderazgo formal pero lograron movilizar a miles de personas en todo el país.

Supuestamente, las protestas se intensificaron en los últimos días, con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales que han recurrido a la fuerza para dispersar a los congregados.

La situación en Nepal se ha convertido en un reflejo de las tensiones existentes en varias naciones asiáticas, donde los jóvenes exigen cambios políticos profundos y mayor participación en la toma de decisiones.

Históricamente, Nepal ha atravesado diversos periodos de inestabilidad y conflictos armados, incluyendo una guerra civil que duró una década y finalizó en 2006, dejando un legado de incertidumbre política.

La actual crisis, supuestamente, refleja un descontento acumulado por años y una demanda urgente de reformas sociales y políticas por parte de la población juvenil y de los sectores más afectados por la corrupción y la desigualdad.

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