El presidente Kassym-Jomart Tokayev firma un paquete legal que prohíbe la propaganda LGBT y la pederastia, con efectos en medios, redes y educación, siguiendo estándares similares a Rusia y Georgia.

El presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, firmó este martes un conjunto de enmiendas legales que prohíben la propaganda LGBT en la nación centroasiática, a imagen y semejanza de lo hecho previamente por Rusia y Georgia, según informó Akorda, la Presidencia kazaja.

El proyecto de ley ya había recibido la aprobación de ambas cámaras del Legislativo kazajo. Los documentos explicativos señalan que el objetivo de las enmiendas, que también prohíben la propaganda de la pederastia, es proteger a los niños "de informaciones que dañan su salud y desarrollo".

La nueva norma prohíbe la publicación de este tipo de informaciones en los espacios públicos, los medios de prensa, las redes de telecomunicaciones e internet.

Esta ley fue presentada tras una petición realizada por ciudadanos kazajos hace año y medio, y redactada por un grupo de parlamentarios del país. Según comentó anteriormente el diputado Yelnur Beisenbáev, uno de los promotores del proyecto, "estas enmiendas modifican nueve leyes, incluyendo aquellas sobre derechos de la infancia, publicidad, comunicaciones, cultura, educación, cine y medios de prensa".

Explicó que incluye una definición precisa de "la propaganda de la orientación sexual no tradicional" y establece limitaciones para su difusión, pero matizó que no prevé "la prohibición" o "el rechazo" de personas que pertenezcan a la comunidad LGBT.

"Nuestras leyes no prohíben pertenecer a la comunidad LGBT. Solo se prohíbe la propaganda LGBT", señaló a su vez el diputado Yedil Zabirshin, quien recordó que en la vecina Uzbekistán sí se castiga la pertenencia a la comunidad LGBT.

Organismos internacionales como la ONU, Human Rights Watch, Civil Rights Defenders y el Norwegian Helsinki Committee, criticaron con anterioridad las intenciones de Kazajistán de aprobar esta ley, al igual que hicieron en el caso ruso y georgiano.

Rusia aprobó la ley que prohíbe la "propaganda de relaciones sexuales no tradicionales", la pederastia y la reasignación de género en los medios de comunicación, internet, la publicidad, la literatura y el cine en diciembre de 2022.

Georgia siguió los pasos de Rusia en octubre de 2024, alegando que esta ley, que establece una pena de hasta 4 años de prisión por cirugías de cambio de sexo y una multa de hasta 4.000 lari (unos 1.380–1.400 EUR, dependiendo de la tasa), para difundir propaganda de relaciones homosexuales en instituciones educativas, "defiende los valores más importantes: la familia y los niños".

La noticia, además de describir la intención declarada de proteger a la infancia, ha generado un intenso debate sobre los límites de la libertad de expresión en contextos de educación y medios.

Según analistas regionales, la aprobación de estas enmiendas podría generar un efecto escalonado en otras naciones vecinas que buscan orientar sus políticas sociales y culturales bajo marcos legales similares.

Presuntamente, estas medidas podrían tener un impacto práctico en lo que se transmite en plataformas digitales y en los programas educativos, afectando a creadores de contenido, periodistas y docentes que trabajen con temáticas relacionadas con la diversidad.

Algunas voces críticas advierten que la norma podría ampliarse para abarcar contenidos críticos con el gobierno o con instituciones estatales, lo que, según señalamientos no verificados, podría limitar la libertad de expresión de grupos de opinión y de minorías.

Históricamente, Kazajistán ha atravesado un periodo de reformas sociales y de regulación de contenidos desde su independencia. Este nuevo marco se inscribe en una tendencia regional en la que potencias vecinas han utilizado legislaciones restrictivas para modelar debates públicos y escolares.

Más allá de las motivaciones oficiales, la medida llega en un contexto de tensiones entre valores conservadores y demandas de derechos civiles en varios países de la ex-Unión Soviética, y podría influir en la dinámica de la política interna kazaja y en la percepción internacional sobre la apertura democrática del país.