El icónico Volkswagen Escarabajo de Mujica estuvo en la mira de un jeque árabe y otros interesados, pero el expresidente uruguayo se mantuvo firme en su decisión de conservarlo, reflejando su sencillez y valores. Conoce la historia detrás de este clásico y su importancia histórica y simbólica.
La figura de José Mujica, uno de los líderes más respetados de Latinoamérica, trasciende sus logros políticos y se extiende a sus valores personales y símbolos que marcaron su vida.
Uno de estos símbolos, que quedó en la memoria colectiva, fue su Volkswagen Escarabajo celeste, un automóvil que no solo representaba su sencillez, sino también su actitud frente a la vida y el poder.
En 2014, Mujica reveló que un jeque árabe le había ofrecido aproximadamente 1,2 millones de euros por su clásico VW, un modelo del año 1987. La oferta era tentadora, considerando que en aquel momento ese valor superaba ampliamente el precio de mercado del vehículo, pero Mujica decidió no venderlo.
La historia de esta oferta refleja mucho más que un simple intercambio económico, pues encarna un compromiso con sus principios y su forma de entender la vida.
El famoso 'Fusca', como popularmente se le conoce en Uruguay, fue un regalo de amigos que reunieron fondos para obsequiárselo. Mujica, conocido como 'el presidente más pobre del mundo', usó ese auto durante su mandato presidencial (2010-2015) y posteriormente, en su vida cotidiana.
Lo conducía personalmente en sus recorridos por Montevideo, desde su granja en Rincón del Cerro hasta su oficina, y también en eventos oficiales y visitas informales.
A diferencia de otros mandatarios, Mujica no utilizaba chófer y prefería mantener una relación cercana con las cosas simples, incluso en cuestiones de transporte.
El VW Escarabajo era un símbolo de su humildad y su rechazo a la ostentación del poder, valores que lo definieron a lo largo de su carrera política.
Además, el vehículo no era solo un medio de transporte; era un reflejo de su filosofía de vida, basada en la sencillez y en valorar lo esencial.
El auto seguía en funcionamiento, incluso con la edad y la enfermedad que enfrentaba Mujica, quien siempre afirmó que su vehículo tenía historia y significado.
La imagen de Mujica conduciendo su 'Fusca' en eventos públicos quedó grabada en la memoria de muchos uruguayos y latinoamericanos, simbolizando un liderazgo diferente, cercano a la gente y a sus raíces.
El interés de diversos personajes, como el embajador de México en Uruguay, Felipe Enríquez, que en su momento intentó cambiar el automóvil por varias camionetas, muestra cuánto valor tenía este coche.
Sin embargo, Mujica mantuvo su postura, considerando que el vehículo era parte de su historia personal y política.
El Volkswagen Escarabajo, además, tiene un valor histórico y cultural en toda América Latina, siendo un símbolo de sencillez y resistencia. En 2014, el mercado de autos clásicos en la región valoraba estos vehículos en torno a los 1.200.000 euros, pero para Mujica, su auto no tenía precio y su decisión de conservarlo fue un acto de coherencia con su vida.
Hasta la fecha, no se ha informado qué será del 'Fusca' celeste, pero su historia seguirá siendo un ejemplo de autenticidad y humildad. La historia de Mujica y su auto nos enseña que el valor de las cosas no siempre está en su precio, sino en el significado que tienen para quienes las valoran con el corazón.
La figura de Mujica y su VW Escarabajo seguirán inspirando a generaciones que aprecian la sencillez y la autenticidad en un mundo cada vez más materialista.