Erin Patterson, de 50 años, recibe cadena perpetua en Australia tras ser hallada culpable de asesinar a tres miembros de su familia y de intentar matar a un cuarto usando setas venenosas, en un caso que ha capturado la atención del país.
La Fiscalía del estado de Victoria, en Australia, logró que Erin Patterson, una mujer de 50 años, fuera condenada a una pena de cadena perpetua con un mínimo de 33 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional, tras ser hallada culpable de haber envenenado a tres de sus familiares y de intentar matar a un cuarto en el transcurso del año 2023.
La sentencia, dictada por el juez del Tribunal Supremo, Christopher William Beale, refleja la gravedad extrema de los crímenes cometidos y el impacto mediático que ha tenido este caso en toda Australia.
Supuestamente, Patterson preparó un plato con setas venenosas que sirvió en una cena en su residencia de la localidad rural de Leongatha, en Victoria, el 29 de julio de 2023.
La víctima principal fue su exsuegro, Don Patterson, y también fallecieron Gail Patterson, la exsuegra, así como Heather e Ian Wilkson, hermanos de Gail.
La intención de Patterson, presuntamente, sería eliminar a estas personas, aunque la justicia supuestamente considera que hubo premeditación y planificación previa.
La fiscalía había solicitado que la condena no permitiera la opción de libertad condicional, argumentando que la gravedad de los hechos y la evidencia de premeditación justificaban una sentencia dura.
La defensa, por su parte, reconoció la severidad de la pena, pero solicitó que se estableciera un período mínimo para la posible libertad condicional, argumentando que Patterson tendría la opción de rehabilitarse en el futuro.
Durante la audiencia, el juez Beale afirmó que la historia de Patterson acerca de una compra de las setas en una tienda asiática era "una mentira" y no creíble, calificando la versión de la acusada como "una historia vaga".
Además, resaltó que, aunque la rehabilitación siempre es un objetivo en el proceso judicial, en este caso, la gravedad de los crímenes y la evidencia de premeditación hacen que la posibilidad de reinserción en la sociedad quede en un segundo plano.
El magistrado también advirtió que la notoriedad del caso, amplificada por la cobertura mediática y la producción de libros, documentales y series en torno a la historia, podría afectar de manera permanente la vida de Patterson en prisión.
"Dada la atención sin precedentes y los proyectos editoriales y audiovisuales en marcha, es probable que Patterson siga siendo una reclusa notable durante muchos años, lo que podría impedirle integrarse plenamente en la población carcelaria común", señaló.
Tras la sentencia, Patterson fue escoltada fuera del tribunal y trasladada de regreso al centro penitenciario femenino Dame Phyllis Frost, donde deberá cumplir al menos los próximos 33 años antes de poder solicitar la libertad condicional.
La condena llega después de que la acusada convocara a una cena en su domicilio, donde supuestamente envenenó a sus familiares con setas tóxicas, en un caso que ha estremecido a toda Australia.
Este caso no solo ha destacado por su crudeza, sino también por la discusión pública sobre la posible motivación detrás de estos crímenes y el uso de setas venenosas como medio de ataque.
Australia, país con una larga historia de casos judiciales impactantes y de debates sobre la justicia y la rehabilitación, ahora enfrenta las secuelas de este trágico episodio que seguramente será recordado en la memoria colectiva del país por muchos años.