El país avanza en la recuperación del suministro eléctrico tras un incidente sin precedentes que dejó sin luz a gran parte de la península. El evento, calificado como excepcional, afectó a múltiples sectores, incluyendo transporte y servicios esenciales.

España ha logrado recuperar más del 80 % de su energía tras un apagón que ha afectado a varias comunidades en la península. El evento, considerado como uno de los más severos en la historia reciente del país, se inició pasado el mediodía del lunes, dejando sin electricidad a millones de personas y paralizando gran parte de la infraestructura del país.

Según explicó el presidente Pedro Sánchez, aún se desconocen las causas exactas que provocaron la desaparición súbita de unos 15 gigavatios de potencia, lo cual equivaldría a aproximadamente 13.500 millones de vatios, o lo que es lo mismo, cerca del 60 % del suministro eléctrico en ese momento. La magnitud del suceso llevó al Gobierno a declarar el estado de emergencia en hasta ocho comunidades autónomas, movilizando recursos y estableciendo medidas de emergencia para evitar una crisis mayor.

El apagón ocurrió en un momento crítico del día, afectando gravemente al transporte público. La compañía ferroviaria Adif suspendió todos los servicios en trenes de cercanías y metros en las principales ciudades, dejando atrapados a miles de pasajeros.

Sin embargo, las autoridades lograron rescatar a muchos de estos viajeros y las estaciones permanecieron abiertas durante horas para brindar asistencia.

Por su parte, los puertos y aeropuertos comenzaron a operar con cierta normalidad, aunque se reportaron retrasos y cancelaciones en unos 300 vuelos de los aproximadamente 6.000 programados en toda España.

En cuanto a las vías terrestres, no se reportaron incidentes mayores, aunque sí se registraron importantes atascos en las principales carreteras debido a la congestión provocada por la paralización del transporte ferroviario y aéreo.

Se estima que unas 35.000 personas quedaron atrapadas en trenes y convoyes, muchas de las cuales requirieron ayuda de los servicios de emergencia.

En los hospitales, la situación fue controlada gracias a sistemas de energía de respaldo y planes de contingencia. La mayoría de los centros médicos mantuvieron sus actividades esenciales, garantizando la atención a los pacientes en estado crítico. Además, las autoridades activaron protocolos para evitar que la situación sanitaria se viera afectada por la falta de electricidad.

Este apagón masivo, que aún se investiga, no solo evidenció la vulnerabilidad del sistema eléctrico, sino que también puso en evidencia la importancia de fortalecer la infraestructura y de tener planes de contingencia robustos ante eventos de esta naturaleza.

La recuperación continúa y se espera que en las próximas horas la normalidad se restablezca por completo, en un proceso que ha sido comparado con otros incidentes históricos en el sector energético, como la crisis del blackout de 2003 en Estados Unidos, que dejó sin luz a millones en varias ciudades.

En cifras, el costo económico de este incidente podría superar los 500 millones de euros, considerando los daños en la infraestructura, pérdidas en la actividad económica y los costes asociados a la gestión de la emergencia.

La situación ha llevado a que las autoridades reevalúen las medidas de seguridad y las inversiones en energías renovables y sistemas de respaldo para evitar que un evento de esta magnitud vuelva a afectar a la nación en el futuro.