El domingo 14 de diciembre marcó el comienzo de un paro armado de 72 horas declarado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una de las guerrillas más activas en Colombia, en respuesta a lo que supuestamente llaman las amenazas de intervención imperialista por parte de Estados Unidos.

La movilización tiene como principal objetivo protestar contra la presencia militar estadounidense en la frontera entre Venezuela y Colombia, un área que ha sido foco de tensiones en los últimos meses.

Durante la jornada, se registró un atentado terrorista en la ciudad fronteriza de Cúcuta que, presuntamente, dejó una persona muerta. Este incidente ha elevado aún más la tensión en la región, donde la migración venezolana y las amenazas de una posible invasión terrestre por parte de EE.

UU. en territorio venezolano han generado alarma entre las autoridades locales y la población civil. La frontera, que diariamente recibe a miles de migrantes venezolanos, se ha convertido en un escenario de múltiples conflictos y amenazas.

Supuestamente, las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela están en un punto crítico, con un conflicto latente que se ha ido intensificando en los últimos años.

La presencia militar estadounidense en el Caribe, principalmente en forma de despliegues navales y aéreas, tiene como objetivo, según fuentes no oficiales, presionar al gobierno de Nicolás Maduro para que abandone el poder.

Aunque hasta ahora la presencia militar estadounidense había sido principalmente marítima, en los últimos días se han reportado amenazas de ingreso terrestre a Venezuela a través de la frontera colombiana, específicamente en Cúcuta, una ciudad clave en la región.

El presidente Donald Trump, presuntamente, afirmó: "Ahora estamos empezando por tierra, y por tierra es mucho más fácil, y eso va a comenzar a suceder".

Estas declaraciones, que se interpretan como una posible estrategia de intervención, han incrementado la tensión en la zona. Las autoridades colombianas han reforzado la presencia policial en la frontera, en un intento por mantener el control y prevenir posibles enfrentamientos o invasiones.

Por otro lado, el ELN ha manifestado públicamente su rechazo a la presencia de Estados Unidos en la región, acusándolos de intentar saquear los recursos naturales de Colombia y Venezuela.

La guerrilla ha declarado que su paro armado busca protestar contra lo que consideran una injerencia extranjera que busca desestabilizar a los gobiernos latinoamericanos.

Desde hace meses, el grupo ha denunciado acciones de EE. UU. y sus aliados, incluyendo operaciones militares y acciones encubiertas que, supuestamente, pretenden controlar las rutas de narcotráfico y recursos estratégicos.

En noviembre, el ELN criticó duramente los ataques de las fuerzas militares estadounidenses contra embarcaciones que supuestamente transportaban drogas, acciones que, según ellos, han causado la muerte de más de 80 personas en la región.

La guerrilla denunció que estas operaciones buscan intimidar y chantajear a los países latinoamericanos para imponer un modelo de saqueo y control.

En medio de estas tensiones, se ha reportado que aviones militares estadounidenses, presuntamente helicópteros Black Hawk, realizaron sobrevuelos en Cúcuta, lo que ha sido interpretado como una demostración de fuerza por parte de Washington.

La presencia aérea y terrestre de las fuerzas estadounidenses en la frontera ha generado preocupación entre las autoridades locales y la comunidad internacional, que temen una escalada del conflicto.

El escenario actual refleja una región en plena incertidumbre, donde las amenazas de intervención militar, las acciones guerrilleras y las tensiones diplomáticas se entrelazan, poniendo en jaque la estabilidad de países como Colombia y Venezuela.

La comunidad internacional sigue de cerca estos acontecimientos, mientras los actores regionales y globales buscan evitar una escalada que podría tener consecuencias catastróficas para toda la región latinoamericana.

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