Un conflicto entre dos hombres en Villa Llanquín, Bariloche, derivó en un disparo y acciones legales, evidenciando la tensión en las relaciones vecinales en la región.

En la pintoresca localidad de Villa Llanquín, ubicada en la provincia de Río Negro, Argentina, un altercado entre vecinos terminó de manera violenta, dejando heridas tanto físicas como legales.

La situación ocurrió en un día aparentemente común, pero la discusión se intensificó rápidamente, poniendo en evidencia las tensiones cotidianas que pueden escalar en comunidades rurales y urbanas por igual.

El protagonista de esta historia es Carlos Sandoval, un hombre de 71 años con una larga historia en la zona, conocida por su pasión por los caballos y las tareas rurales.

La víctima fue su vecino, Diego Sixto, quien también reside en la misma localidad. La disputa comenzó con un tema aparentemente trivial: quién de los dos amansaba mejor a sus yeguas. Sin embargo, pronto la conversación se tornó en un enfrentamiento verbal, y las palabras dieron paso a la violencia física.

Según informes de medios locales, la tensión se desbordó cuando Sixto, montando su caballo, empezó a atacar a Sandoval con un rebenque, un látigo corto que se usa habitualmente para manejar animales.

La agresión fue considerada por algunos testigos como una provocación, que agravó aún más la situación. En respuesta, Sandoval, en un acto de desesperación y rabia, fue a su casa, tomó una escopeta y realizó un disparo que impactó en el rostro de su vecino.

Los testigos del incidente relataron que tras escuchar el disparo, uno de ellos decidió actuar rápidamente. Sin dudarlo, llevó a Sandoval a la comisaría, diciendo que “les vengo a entregar a un asesino”, una frase que refleja la gravedad de la situación y la preocupación por la violencia desatada.

La policía, tras la detención en el domicilio del anciano, procedió a realizar las investigaciones pertinentes.

El arma utilizada fue una escopeta, cuyo valor en el mercado argentino oscila entre 150.000 y 250.000 pesos argentinos, equivalentes a aproximadamente 1.200 a 2.000 euros. La edad de Sandoval y el hecho de que haya disparado en defensa propia o por impulso, han influido en las medidas cautelares que le fueron impuestas.

Actualmente, Sandoval enfrenta cargos por lesiones graves y amenazas, y se encuentra bajo arresto domiciliario con una tobillera electrónica. Además, la justicia le prohibió salir de la ciudad y acercarse a los testigos del hecho, en espera de la resolución del proceso judicial. La comunidad de Villa Llanquín, acostumbrada a la tranquilidad rural, se sorprendió ante la violencia registrada, que revela las dificultades que pueden surgir en la convivencia vecinal.

Este caso recuerda otras historias similares en Argentina, donde conflictos por temas aparentemente menores terminan en tragedias. La historia también pone de manifiesto la importancia de la mediación y el diálogo en las comunidades rurales, donde las diferencias pueden escalar rápidamente si no se manejan con prudencia.

La violencia, aunque en ocasiones parece una solución rápida, siempre deja heridas que tardan en sanar, y en muchos casos, consecuencias legales que afectan toda una vida.