París vivió una noche de euforia por la victoria del PSG en la final de la Champions League, pero los festejos se vieron empañados por disturbios en varias zonas de la ciudad, con cientos de detenidos y daños materiales.
La noche del sábado en París fue testigo de una celebración histórica por parte de los aficionados del Paris Saint-Germain (PSG), que lograron ganar la final de la Champions League, una de las competencias más prestigiosas del fútbol europeo.
La euforia fue evidente en toda la ciudad, donde la Torre Eiffel se iluminó con los colores del equipo, rojo y azul, en honor a la victoria. Sin embargo, esta alegría colectiva se vio empañada por graves incidentes que dejaron un saldo de más de 130 personas detenidas y numerosos destrozos en diferentes puntos de la capital francesa.
El PSG conquistó su primer título en esta competencia tras una impresionante actuación que culminó en una victoria por 5-0 contra su rival en la final.
La hazaña fue celebrada por miles de aficionados que se congregaron en lugares emblemáticos como los Campos Elíseos y la Plaza de la República, donde las calles se llenaron de cánticos, gritos y alegría desbordante.
La policía desplegó aproximadamente 4.500 agentes para mantener el orden, pero la situación se salió de control en varias zonas.
Antes del inicio del segundo tiempo, en los Campos Elíseos, se produjeron enfrentamientos entre grupos de revoltosos que no estaban allí solo para ver el partido, sino para provocar disturbios.
Encapuchados y con armas caseras, lanzaron fuegos artificiales, objetos y proyectiles contra las fuerzas del orden, que tuvieron que responder con gases lacrimógenos y cañones de agua.
La Policía tuvo que proteger lugares turísticos como el Arco del Triunfo, cuyas barreras fueron superadas por las multitudes que buscaban enfrentarse a los agentes.
La situación empeoró tras la final, cuando los festejos se tornaron violentos. En la famosa avenida, varios comercios fueron saqueados, y algunos autos fueron incendiados en la zona de la Puerta de Saint Cloud. La policía logró apagar dos vehículos que habían sido envueltos en llamas, pero los daños materiales fueron considerables. Además, grupos de aficionados lograron mover autobuses y causaron destrozos en mobiliario urbano, como papeleras, señalizaciones y marquesinas.
Las autoridades francesas habían preparado un dispositivo de seguridad sin precedentes, con un despliegue de más de 5.400 agentes en toda la ciudad y su área metropolitana. A pesar de ello, algunos grupos lograron entrar a tiendas y a las inmediaciones del estadio, provocando enfrentamientos y detenciones rápidas. En la zona del Parque de los Príncipes, donde el PSG jugó la final, también se registraron incidentes, con autos incendiados y enfrentamientos con la policía.
Fuera de las principales zonas conflictivas, la situación en otros puntos de París fue más tranquila. La Prefectura informó que en lugares como la Plaza de la Bastilla y la Plaza de la República, la celebración fue pacífica, con grupos de aficionados que coreaban cánticos y hacían sonar bocinas, sin que se produjeran incidentes graves.
Sin embargo, en algunas calles, como la estrecha calle Princesse, se tuvo que evacuar a la policía después de que un pequeño incendio se originara por artefactos pirotécnicos lanzados.
La noche en París demuestra cómo un triunfo deportivo puede unir a la gente en celebración, pero también cómo puede desatar comportamientos violentos cuando no hay control suficiente.
La policía continúa investigando las causas de los disturbios y ha anunciado que seguirá reforzando la seguridad en futuras celebraciones del equipo parisino.
La victoria del PSG en la Champions se recordará no solo por el logro deportivo, sino también por los hechos que mancharon una noche que debería haber sido de alegría para todos los parisinos.
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