El torneo de clubes más importante del mundo continúa luchando por atraer a los aficionados, enfrentando bajos asistentes y estrategias de marketing fallidas en su inicio en Estados Unidos.

El Mundial de Clubes 2025 ha comenzado con una serie de desafíos que amenazan su éxito y popularidad. A pesar de contar con la participación de algunos de los equipos más destacados de Sudamérica y Europa, la afluencia de espectadores y el interés general han sido mucho menores de lo esperado.

La primera jornada del torneo, disputada en el estadio Mercedes-Benz de Atlanta, evidenció una realidad preocupante: un recinto con capacidad para aproximadamente 65.000 espectadores, pero con solo cerca de 20.000 asistentes presentes, dejando gradas notablemente vacías y generando una imagen que ha sido duramente criticada por medios internacionales.

Este escenario no es aislado. Desde hace años, la FIFA ha intentado posicionar este torneo como uno de los eventos deportivos más importantes del calendario futbolístico, invirtiendo millones de dólares en campañas de promoción y marketing.

En 2025, la inversión en publicidad alcanzó los 45 millones de euros, incluso aumentando el presupuesto inicial para impulsar la asistencia y mejorar la experiencia del público.

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los resultados no han sido los esperados, y el torneo ha quedado en evidencia por su baja afluencia de espectadores.

Según reportes del medio británico The Athletic, la organización está considerando cambios en la estrategia para futuras ediciones, incluyendo la posibilidad de utilizar estadios más pequeños o, por el contrario, estadios más grandes para intentar atraer a más público.

La división interna en la FIFA refleja la incertidumbre sobre cuál sería la mejor opción para maximizar la visibilidad y la rentabilidad del evento.

Uno de los factores que más ha contribuido a la escasa asistencia ha sido la elección del horario y el precio de las entradas. El partido entre Chelsea y LAFC se disputó a las 15:00 horas locales, en un día laborable en Atlanta, lo que dificultó que los aficionados pudieran asistir en vivo.

Además, las entradas tenían un costo inicial que, tras constatar la poca afluencia, fue reducido en algunos casos para tratar de incentivar a los asistentes.

La estrategia de reducir los precios en vivo, sin embargo, no logró revertir la tendencia y reflejó la falta de interés del público.

El fracaso en la promoción del torneo también se ha visto reflejado en las redes sociales y en colaboraciones con influencers, que no lograron captar la atención de los jóvenes.

A pesar de que Gianni Infantino, presidente de la FIFA, aseguró que en cada sede se esperaban “una gran asistencia y un ambiente vibrante,” la realidad ha sido muy diferente.

La percepción general es que el torneo no ha logrado generar la misma expectativa que en ediciones anteriores, en las que la presencia de equipos históricos y la contribución de grandes estrellas del fútbol mundial lograban atraer multitudes.

El Mundial de Clubes, que en sus inicios en los años 2000 fue un evento que reunía a los campeones de todas las confederaciones, ha ido perdiendo interés en los últimos años, en parte debido a la saturación del calendario futbolístico y a la competencia con otros torneos internacionales.

Sin embargo, la FIFA continúa apostando por el evento, intentando adaptarlo a los nuevos tiempos y a las preferencias de los aficionados, aunque los primeros indicios en 2025 sugieren que todavía hay mucho trabajo por hacer para devolverle el brillo y la relevancia que alguna vez tuvo en el mundo del fútbol.