El Gobierno Vasco conmemora el 80 aniversario de la liberación de los campos nazis recordando a las 253 víctimas vascas y navarras deportadas durante la Segunda Guerra Mundial, destacando la importancia de la memoria y la lucha contra los populismos extremistas.

En Euskadi, el Gobierno Vasco ha realizado un acto conmemorativo en honor a las víctimas de la deportación a campos de concentración del régimen nazi, con motivo del 80 aniversario de la liberación de estos campos en Europa.

Este homenaje ha tenido lugar en un contexto donde se busca reforzar la memoria histórica y promover la conciencia sobre los horrores del nazismo, que dejó una huella profunda en la historia de la región y del conjunto del continente.

Entre 1940 y 1945, aproximadamente 253 personas vinculadas a Euskadi y Navarra fueron deportadas a campos de concentración nazis. Estas cifras corresponden a investigaciones realizadas por historiadores especializados, como Etxahun Galparsoro y Josu Chueca, publicados por la organización Gogora en 2020.

De esas 253 víctimas, se sabe que 113 fallecieron en los campos, mientras que 125 lograron sobrevivir, aunque muchas de ellas quedaron con secuelas físicas o psíquicas que llevaron a fallecimientos prematuros en años posteriores.

La letalidad en Mauthausen fue especialmente alta, con alrededor del 65% de las víctimas vascas fallecidas en ese campo.

El acto institucional fue presidido por el Lehendakari Imanol Pradales, acompañado de la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José.

En su intervención, el Lehendakari destacó el paso histórico que ha dado el Gobierno Vasco en materia de reconocimiento y reparación, afirmando que «por primera vez en Euskadi hacemos un reconocimiento colectivo a las personas deportadas y a sus familias».

Además, recordó la responsabilidad ética de las generaciones actuales para proteger los valores de paz, libertad, democracia y derechos humanos que defendieron quienes hoy homenajeamos.

Imanol Pradales enfatizó la necesidad de luchar contra los discursos populistas y extremistas que buscan revivir las amenazas autoritarias del pasado, creando enemigos, sembrando odio y explotando el miedo para dividir a la sociedad.

«Tenemos que poner pie en pared frente a esos discursos que amenazan la democracia», afirmó.

Por su parte, la consejera María Jesús San José recordó la doble victimización de las personas deportadas: la pérdida de su nacionalidad vasca y española, y la injusta condena del silencio y olvido que ha rodeado sus vidas.

Resaltó también la importancia de mantener viva la memoria a través de gestos colectivos y la implicación de las familias, muchas de las cuales aún conservan vivo el recuerdo de sus seres queridos.

Durante el acto, una pieza artística interpretada por la compañía Dantzaz, de Rentería, sirvió para reflexionar sobre las secuelas del exilio y la persecución en épocas pasadas, vinculando esa historia con la realidad actual de miles de refugiados que huyen de conflictos y pobreza en diferentes partes del mundo.

La danza, inspirada en el campo de Gurs en Francia, donde miles de exiliados de la guerra civil española permanecieron en condiciones inhumanas, sirvió como un potente recordatorio del sufrimiento humano y la resistencia.

Asimismo, el evento incluyó la proyección de un documental donde familiares de deportados compartieron testimonios personales. Eugenio Azurza, hijo de José María Azurza, deportado y fallecido en Mauthausen en 1941, explicó el periplo cruel que atravesaron muchos combatientes republicanos durante y después de la guerra civil y la represión franquista.

Lola Madariaga, en cambio, es hija de Pedro Madariaga Recalde, quien logró sobrevivir a Auschwitz y otros campos, y gracias a un pasaporte británico, pudo regresar a Euskadi y continuar su vida en Inglaterra durante el franquismo.

El acto también sirvió para recordar que la deportación europea fue un genocidio que afectó a miles de personas, muchas de las cuales sufrieron secuelas físicas y psicológicas que perduraron más allá de la liberación.

La memoria de estas víctimas es fundamental para evitar que los horrores del pasado se repitan y para fortalecer los valores democráticos.

En el ámbito institucional, diversas autoridades participarán en eventos similares, y las instituciones locales, autonómicas y nacionales han expresado su compromiso por mantener viva la memoria histórica.

Además, para profundizar en el conocimiento de este período, la organización Gogora ha anunciado la realización de un curso durante los días 14 a 16 de julio en el Palacio Miramar de Donostia, titulado ‘La deportación europea a los campos nazis 1940-1945.

Historia, memoria y testimonios vascos’. Este curso contará con la participación de expertos, asociaciones y familiares, y busca seguir sensibilizando a la sociedad sobre la importancia de preservar la memoria y promover los derechos humanos.

Las cifras de deportados vascos, que incluyen tanto a residentes como a aquellos nacidos en la región, reflejan que cerca del 47% de los deportados hallaron la muerte en los campos, en particular en Mauthausen, donde la mortalidad alcanzó el 65% entre los vascos.

Estas estadísticas evidencian la brutalidad del régimen nazi y el impacto que tuvo en la comunidad vasca, que en aquel tiempo también enfrentaba la represión del franquismo, además del peligro del exilio y la deportación.

El acto ha sido respaldado por importantes figuras institucionales, como la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Txerria, y representantes de diferentes instituciones y movimientos memorialistas, que han coincidido en destacar la necesidad de seguir promoviendo la memoria y la justicia.

Este acto conmemorativo es un paso más en el compromiso colectivo de aprender del pasado para construir un futuro en el que la dignidad y los derechos de todos sean respetados.