El Gobierno Vasco ha remitido a la Comisión Europea sus contribuciones para el próximo Marco Financiero Plurianual, abogando por un presupuesto más ambicioso y orientado a fortalecer la cohesión social, económica y territorial en Europa. La propuesta incluye un aumento del 2% del PNB comunitario en fondos europeos, mayor flexibilidad y un reconocimiento del papel de las regiones en la gobernanza europea.

El Gobierno Vasco ha enviado a la Comisión Europea, a través de su Delegación para la Unión Europea, su contribución a la consulta pública sobre el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2028-2034.

La propuesta, elaborada por el Departamento de Hacienda y Finanzas, el Departamento de Economía, Trabajo y Empleo, y la Secretaría General de Acción Exterior mediante la Delegación de Euskadi en Bruselas, aboga por un presupuesto europeo más ambicioso, flexible e inclusivo, con el objetivo de responder eficazmente a las grandes transiciones que atraviesa Europa en los ámbitos económico, digital, ecológico y social.

En un escenario global marcado por aumentos en la inestabilidad geopolítica, el Gobierno Vasco resalta la importancia de fortalecer la autonomía estratégica, la competitividad industrial y la cohesión territorial de la Unión Europea.

Para ello, propone una política presupuestaria que refleje los valores de solidaridad, sostenibilidad e innovación, pilares fundamentales para afrontar los desafíos actuales y futuros.

Entre las principales reivindicaciones se destaca el aumento del presupuesto comunitario hasta el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) de la UE, lo que equivale a aproximadamente 290 mil millones de euros, en comparación con los cerca de 145 mil millones de euros previstos inicialmente en el actual marco financiero.

Esta ampliación busca dotar a Europa de recursos adecuados que permitan una respuesta efectiva a las crisis y fomenten el desarrollo sostenible.

Otra de las propuestas fundamentales es rechazar un modelo de gestión centralizado para cada Estado y promover una estructura verdaderamente inclusiva que reconozca y valore el papel estratégico de las regiones.

En este sentido, se impulsa una cooperación territorial europea más fuerte, con mayor financiación, y la consolidación de nuevas macrorregiones, como la del Atlántico, para potenciar la colaboración y el desarrollo regional.

Asimismo, se defiende una política de cohesión moderna y descentralizada, apoyada en una gobernanza multinivel, que tenga en cuenta la experiencia y eficacia de las administraciones regionales en la gestión de los fondos europeos.

En particular, Euskadi reivindica su papel en el proceso de transición verde y digital, pidiendo instrumentos europeos específicos para su industria y capacidad de innovación.

En relación a la innovación y la competitividad, el Gobierno Vasco propone la creación de un Fondo Europeo de Competitividad, pero advierte sobre el riesgo de debilitamiento de los pilares fundamentales del programa Horizonte Europa, en especial su Pilar II, que es clave para la transferencia de conocimientos al tejido productivo.

En esta línea, también solicita una mayor simplificación y flexibilidad en la gestión de fondos, con el fin de reducir la carga administrativa para pymes y micropymes, que representan aproximadamente el 93% de las empresas europeas.

Por otro lado, la propuesta insiste en la importancia de que las regiones con competencias legislativas tengan un papel activo en la implementación del nuevo marco de gobernanza económica de la UE y en el proceso del Semestre Europeo, especialmente en aquellas áreas que corresponden a su ámbito de competencia.

El Gobierno Vasco reafirma su compromiso con la Europa unida, no solo como gestor eficiente de fondos, sino también como socio estratégico para liderar una Europa más resiliente, cohesionada e innovadora.

Considera que el actual momento requiere un nuevo impulso político y presupuestario, y está dispuesto a participar activamente en ese liderazgo colectivo.

La región de Euskadi se perfila así como un actor fundamental para afrontar los retos europeos de los próximos años, poniendo en valor su tradición industrial, su apuesta por la sostenibilidad y su capacidad de innovación tecnológica, elementos clave para el futuro de la Unión Europea.