Las nuevas tarifas impuestas por Trump están generando preocupación en el sector vinícola de EE. UU., con un aumento esperado del 20% en los precios de los vinos europeos.
El propietario de una tienda de vinos en Atlanta, Adam Williams, se prepara para un impacto significativo en su negocio debido a las nuevas tarifas impuestas por la administración Trump.
Williams, que dirige Ansley Wine Merchants, advierte que un aumento del 20% en los precios de los vinos importados de Europa será devastador, dado que aproximadamente el 80% de su inventario proviene de esa región.
"Esto afectará el costo de todo", comenta Williams, señalando que incluso un vino muy solicitado, un Sancerre de 2023 de Francia, que actualmente se vende por unos 41 euros, podría experimentar un notable incremento en su precio.
Las tarifas, que entrarán en vigor, tienen como objetivo productos de la Unión Europea, lo que significa que los consumidores pronto tendrán que pagar más por sus vinos favoritos.
La Asociación Nacional de Vendedores de Vino ha expresado su preocupación, advirtiendo que esta medida podría resultar en reducciones significativas de ingresos, despidos y cierre de negocios.
El impacto no solo se siente en Atlanta; en todo el país, las pequeñas empresas que dependen de la importación de vino están anticipando un futuro incierto.
Estados Unidos es el mayor importador de vino del mundo, con Francia e Italia liderando la lista. Se estima que las ventas de vino y licores franceses podrían caer al menos un 20% cuando se implementen las tarifas, según reportes de exportadores franceses.
La Asociación Nacional de Vendedores de Vino también ha declarado que la esperanza de que las tarifas impulsen las ventas de vinos nacionales es errónea.
En tiempos de aumento de precios, los consumidores suelen reducir sus gastos en artículos no esenciales, como el vino.
Williams posee una selección de 1,500 etiquetas, todas cuidadosamente seleccionadas, y la mayoría proviene de pequeños viñedos familiares en Europa.
"Aún no he empezado a perder el sueño, pero quizás debería estarlo", reflexiona Williams. Con un 90% de su inventario proveniente del extranjero, la incertidumbre sobre el futuro de su negocio es palpable.
"No he recibido nuevos envíos en semanas, ya que los distribuidores están en una especie de espera", explica. La situación no solo afecta a su negocio, sino también a sus ocho empleados, a quienes considera parte de su familia. "No sé cómo va a resultar esto, pero tengo que cuidar de ellos".
Ryan Stanton, gerente general de Ultimate Wine Distributors, una empresa de importación de vinos en Atlanta, también comparte su preocupación. "La idea de 'Comprar América' suena bien en teoría, pero hay muchas cosas que no podemos producir en Estados Unidos", señala. Con envíos de vino listos para salir de Francia, la espera se alarga mientras todos observan cómo se desarrollan los acontecimientos.
En resumen, el futuro de los precios del vino importado parece sombrío, y las pequeñas empresas que dependen de estos productos podrían enfrentar una crisis significativa si las tarifas se implementan como se prevé.
La comunidad vinícola de EE. UU. se encuentra en un momento crítico, y solo el tiempo dirá cómo afectará esta situación a los negocios y a los consumidores.