La compañía automotriz Stellantis anuncia una inversión millonaria en Estados Unidos y cambia su enfoque hacia los vehículos híbridos en lugar de los eléctricos, mientras moviliza su producción desde Canadá a Illinois, generando preocupación entre los trabajadores canadienses.
La multinacional automotriz Stellantis ha dado un paso estratégico en su orientación hacia los vehículos híbridos en el mercado estadounidense. Presuntamente, la compañía anunció una inversión de aproximadamente 12.000 millones de euros en los Estados Unidos, un movimiento que refuerza su compromiso con los sistemas de propulsión tradicionales y híbridos, en detrimento de los vehículos totalmente eléctricos.
Esta decisión marca un cambio notable respecto a la estrategia anterior, en la que se enfocaba principalmente en la electrificación completa.
Supuestamente, Stellantis planea concentrar sus esfuerzos en ampliar su gama de híbridos, especialmente en modelos como el Jeep Cherokee híbrido, que ha tenido buena acogida en el mercado.
El CEO de la compañía, Antonio Filosa, afirmó en una conferencia organizada por Goldman Sachs que "realmente creemos que el híbrido será uno de los sistemas de propulsión favoritos en Estados Unidos".
Aunque aclaró que la empresa no prevé un gran interés en los híbridos enchufables, dado que la demanda no parece ser tan fuerte, sí considera que los híbridos convencionales tienen un gran potencial de crecimiento.
Supuestamente, esta estrategia se enmarca en un intento por revertir las pérdidas de cuota de mercado que Stellantis ha experimentado en EE. UU., donde su participación se situaba en torno al 7% en la primera mitad del año, y que subió al 8% en el tercer trimestre. El director ejecutivo también mencionó que planean lanzar en 2026 el nuevo Jeep Grand Cherokee, que incorporará un motor Hurricane 4 y un diseño renovado, con la finalidad de captar mayor atención del público.
Además, la compañía ha decidido cerrar su planta en Canadá y trasladar esa producción a Illinois, donde reabrirán una antigua factoría. Presuntamente, esto responde a la necesidad de optimizar costes y a la apuesta por un modelo de negocio más enfocado en los híbridos. Esta decisión ha generado malestar entre los trabajadores canadienses, quienes se sienten afectados por la pérdida de empleos y temen que esta tendencia continúe en el futuro.
El cambio de dirección en Stellantis también refleja una tendencia más amplia en la industria automotriz, donde las grandes marcas están reconsiderando sus estrategias ante la incertidumbre regulatoria y la demanda de consumidores.
La apuesta por los híbridos en EE. UU. puede considerarse una respuesta a las políticas de emisiones más flexibles y a la resistencia de algunos mercados a la adopción masiva de vehículos eléctricos.
Supuestamente, la compañía también ha retomado en algunos modelos el motor HEMI V8, que había sido descontinuado en favor de alternativas eléctricas y híbridas.
La respuesta del mercado ha sido positiva, con más de 10.000 pedidos en un solo día tras el anuncio y cerca de 50.000 en seis semanas, lo que demuestra que todavía existe un fuerte interés por los vehículos con motores de combustión tradicionales.
En conclusión, Stellantis parece apostar por una estrategia híbrida que combina innovación tecnológica con una visión conservadora respecto a la electrificación total.
La compañía espera que esta orientación le permita ganar terreno en un mercado cada vez más competitivo y regulado, mientras que los trabajadores en Canadá continúan enfrentándose a las consecuencias de estos cambios en la producción y en la orientación empresarial.