Un informe reciente revela que millones de propietarios en Estados Unidos enfrentan una brecha significativa en la protección contra desastres climáticos, agravando la vulnerabilidad ante eventos extremos y elevando los costos de los seguros de vivienda.
Los seguros de hogar han sido tradicionalmente considerados una protección esencial para los propietarios, brindando tranquilidad ante posibles daños a sus propiedades.
Sin embargo, en los últimos años, la creciente intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos, como inundaciones, incendios forestales y tormentas severas, han puesto a prueba la eficacia y accesibilidad de estos productos.
Un reporte reciente elaborado por First Street, una organización especializada en modelado financiero de riesgos climáticos, ha puesto de manifiesto una preocupante realidad: millones de propiedades en Estados Unidos están desprotegidas frente a las amenazas de las catástrofes naturales, muchas de ellas agravadas por el cambio climático.
La investigación, publicada el 19 de mayo, indica que la protección actual no es suficiente para cubrir la magnitud de los riesgos emergentes.
Según el informe, hay aproximadamente 28 millones de propiedades que deberían estar aseguradas contra inundaciones, pero solo 11 millones cuentan con cobertura de seguro contra inundaciones, lo que evidencia una brecha significativa.
Esto se debe en gran parte a que las evaluaciones tradicionales, como las realizadas por FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias), subestiman el riesgo real en muchas áreas, especialmente en zonas donde las precipitaciones extremas son más frecuentes de lo que los modelos antiguos consideran.
Por ejemplo, en estados como Texas, California, Nueva York, Ohio y Pensilvania, la diferencia entre las propiedades que realmente enfrentan riesgo de inundación y las que están cubiertas por seguros especializados puede superar el 50%.
En algunos condados, como Letcher en Kentucky, la discrepancia alcanza casi el 50%, siendo la diferencia más amplia observada en la nación.
Este desfase en la evaluación de riesgos tiene consecuencias devastadoras: en dos tercios de los casos analizados por First Street, los propietarios sin seguro de inundación experimentaron dificultades financieras que llevaron a ejecuciones hipotecarias.
La situación se agravó en eventos como el huracán Sandy en 2012, que azotó Nueva York y Nueva Jersey, dejando a miles de propietarios en la bancarrota o en proceso de ejecución hipotecaria debido a daños que no estaban cubiertos por sus pólizas.
Asimismo, el informe señala que los costos del seguro de vivienda han aumentado considerablemente. Entre 2000 y 2013, los seguros de hogar representaban aproximadamente entre el 3% y el 4% de las cuotas hipotecarias mensuales en Estados Unidos. Hoy en día, ese porcentaje ha superado el 10%, lo que supone un incremento de más del 150%. Este aumento se debe a la mayor frecuencia y severidad de eventos climáticos, que elevan las primas y hacen que la protección sea cada vez más inaccesible para muchos propietarios.
El impacto económico de estas subevaluaciones y los costos crecientes es profundo. Un incremento del 1% en la prima del seguro se asocia con un aumento similarly en la probabilidad de ejecuciones hipotecarias, lo que refleja cómo los costes adicionales están empujando a muchas familias al borde de la crisis inmobiliaria.
Históricamente, la protección del hogar ha sido un pilar de la estabilidad social y económica, pero el panorama actual desafía esa noción. La interacción entre el cambio climático, la insuficiente evaluación de riesgos y los costos crecientes de seguros amenaza con dejar a millones sin la protección necesaria ante desastres naturales.
Además, la situación plantea un escenario preocupante para el futuro: si las políticas y recursos destinados a la gestión de riesgos climáticos y la asistencia en desastres no aumentan, la situación solo puede empeorar.
La reducción de fondos y la falta de acciones preventivas pueden traducirse en más pérdidas humanas, económicas y sociales.
En conclusión, aunque los seguros de hogar ofrecen una protección importante, la realidad revela que su cobertura y accesibilidad no están a la altura de los desafíos que plantea el cambio climático.
Es imperativo que las instituciones, las aseguradoras y los propietarios trabajen juntos para cerrar estas brechas, mejorar las evaluaciones de riesgo y garantizar que la protección sea asequible y efectiva para todos.
Solo así se podrá mitigar el impacto de las futuras catástrofes y proteger el patrimonio de millones de familias en un mundo cada vez más impredecible.