Una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump en marzo de 2025 marcará el fin de los cheques en papel para los beneficios de la Seguridad Social en Estados Unidos, afectando a más de 500,000 beneficiarios. La transición hacia pagos digitales busca reducir costos, acelerar los pagos y mejorar la seguridad del sistema.

Desde 1940, la Seguridad Social en Estados Unidos ha sido la columna vertebral del apoyo financiero para millones de estadounidenses mayores, personas con discapacidades y sobrevivientes de trabajadores fallecidos.

Aunque la idea original era proporcionar un respaldo económico a los trabajadores envejecidos que ya no podían mantenerse por sí mismos, con el tiempo el programa se amplió para incluir diferentes grupos vulnerables.

Actualmente, aproximadamente 70 millones de personas reciben beneficios de la Seguridad Social cada mes, lo que subraya su importancia en la economía del país.

A lo largo de las décadas, el sistema ha evolucionado continuamente, adaptándose a los cambios políticos y económicos. Aunque la Ley de Seguridad Social requiere la aprobación de 60 votos en el Senado para realizar cambios estructurales, la Administración de Seguridad Social (SSA) realiza ajustes menores casi anualmente para mejorar la eficiencia y la seguridad del programa.

Supuestamente, en agosto de 2024, después de la toma de posesión del expresidente Donald Trump para su segundo mandato no consecutivo, se anunciaron una serie de modificaciones en el sistema de pagos de la Seguridad Social.

Estas reformas, en su mayoría, han estado relacionadas con la digitalización y la reducción de costos operativos. Sin embargo, la más significativa de todas fue la orden ejecutiva firmada por Trump el 25 de marzo de 2025, titulada “Modernización de los Pagos a y desde la Cuenta Bancaria de EE.

UU.”, que establece el 30 de septiembre de 2025 como fecha límite para eliminar los pagos en papel.

Aunque esta medida no afectará a la mayoría de los beneficiarios, que ya reciben pagos electrónicos, más del 0.8 % aún recibe su beneficio a través de un cheque en papel. Esto equivale a aproximadamente 530,000 personas, quienes deben prepararse para un cambio inminente. La SSA ha justificado esta transición argumentando que los pagos digitales son mucho más económicos, seguros y rápidos. Mientras que emitir un cheque en papel cuesta alrededor de 0,50 dólares (unos 0,45 euros), una transferencia electrónica de fondos (EFT) cuesta menos de 0,15 dólares (unos 0,14 euros).

Además, las EFT permiten que los fondos lleguen a los beneficiarios en cuestión de horas, en lugar de días, y reducen significativamente el riesgo de pérdida o robo.

Para adaptarse a esta nueva realidad, los beneficiarios que todavía reciben cheques en papel deberán abrir una cuenta bancaria para establecer depósitos directos o utilizar la tarjeta prepagada Direct Express, que permite recibir beneficios de forma segura y sencilla.

La SSA también ha destacado que este cambio reducirá los costos administrativos en millones de euros anuales y mejorará la seguridad del sistema, ya que los pagos electrónicos son 16 veces menos propensos a ser perdidos o robados.

Presuntamente, estas medidas forman parte de un paquete de reformas impulsadas por la administración Trump, que incluyen desde la reducción de la plantilla en la SSA hasta cambios en los métodos de identificación para disminuir fraudes y estafas.

Desde su llegada al poder, Trump ha promovido una serie de iniciativas para modernizar la administración pública, buscando reducir gastos y aumentar la eficiencia.

Entre las otras medidas implementadas, sobresale la modificación en la tasa de recuperación de sobrepagos, que pasó del 10 % durante la administración Biden a un 50 % bajo la actual administración.

Aunque esto puede parecer una medida estricta, supuestamente busca recaudar más fondos en un sistema que, en 2023, tenía un saldo pendiente de recuperación de 23.760 millones de euros (unos 25.000 millones de dólares), según datos oficiales.

Estos cambios, si bien supuestamente son beneficiosos para la eficiencia y seguridad del sistema, también han generado preocupación entre algunos beneficiarios que prefieren los métodos tradicionales.

Sin embargo, la transición a pagos digitales en EE. UU. continúa acelerándose, con la esperanza de reducir costos y mejorar la protección del dinero de los ciudadanos. La fecha límite del 30 de septiembre se acerca rápidamente, marcando un hito en la historia moderna de la Seguridad Social en el país.

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