Supuestamente, un informe del gobierno de EE. UU. sugiere que el consumo de paracetamol en mujeres embarazadas podría estar relacionado con un aumento en los casos de autismo en niños, pero la ciencia no es concluyente y la compañía fabricante defiende la seguridad del medicamento.

Recientemente, se ha generado gran controversia en torno a una supuesta investigación que vincula el uso de paracetamol, conocido popularmente como Tylenol, durante el embarazo con un incremento en la incidencia de autismo en los niños.

La noticia ha causado revuelo, especialmente porque el informe, presuntamente elaborado por funcionarios del gobierno de Estados Unidos, sugiere que este medicamento podría estar contribuyendo a una epidemia que, según algunos expertos, sigue sin explicarse completamente.

El autismo, conocido clínicamente como trastorno del espectro autista (TEA), es una condición neurológica que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento.

Aunque su causa exacta aún no se ha determinado, se sabe que factores genéticos y ambientales juegan roles importantes. La tasa de diagnóstico ha aumentado en las últimas décadas, con cifras que, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2022 alcanzaba aproximadamente 1 en cada 31 niños en EE.

UU., un incremento en comparación con años anteriores.

Supuestamente, el informe en cuestión indica que el uso de paracetamol durante el embarazo podría estar relacionado con un mayor riesgo de desarrollar autismo, basándose en algunos estudios epidemiológicos que han analizado el tema.

Sin embargo, la evidencia científica en su conjunto no es concluyente. Diversos estudios a nivel internacional han presentado resultados contradictorios. Por ejemplo, una investigación realizada en Suecia en 2024, que analizó a cerca de 2 millones de niños, no encontró una relación estadísticamente significativa entre el consumo de paracetamol en madres gestantes y el autismo en sus hijos.

Mientras tanto, otros estudios sugieren que una exposición frecuente o prolongada al medicamento podría estar vinculada a alteraciones en el desarrollo neurológico, aunque los expertos advierten que estos datos pueden estar influenciados por múltiples variables confusoras.

Por otro lado, la compañía Kenvue, fabricante de Tylenol, ha salido en defensa del medicamento. Presuntamente, argumentan que el paracetamol ha sido uno de los analgésicos más seguros y utilizados durante décadas, con un respaldo sólido de organismos reguladores internacionales, como la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.

UU. (FDA). La empresa insiste en que los estudios de alta calidad no muestran evidencia convincente que relacione el uso del medicamento con el autismo.

Especialistas en salud materna y pediátrica señalan que, aunque la ciencia no ha establecido un vínculo definitivo, resulta fundamental seguir investigando con rigor y cautela.

La comunidad médica advierte que la mayoría de las mujeres embarazadas utilizan paracetamol para aliviar dolores y fiebre, condiciones que, si no se controlan, también pueden afectar el desarrollo fetal.

Por ello, recomiendan consultar siempre con un profesional antes de tomar cualquier medicación durante el embarazo.

En la historia, el debate sobre las causas del autismo ha sido largo y complejo. En los años 80 y 90, se pensaba que las vacunas tenían un papel en su aparición, una hipótesis que ha sido desacreditada rotundamente por investigaciones científicas.

Actualmente, la atención se centra en entender la interacción entre genética y factores ambientales, como la exposición a toxinas, ciertos medicamentos y condiciones de salud materna.

En conclusión, aunque el posible vínculo entre paracetamol y autismo sigue siendo objeto de estudio, la comunidad científica insiste en que no hay evidencia suficiente para modificar las recomendaciones médicas actuales.

La controversia resalta la importancia de seguir investigando con rigor científico y de que las decisiones médicas sean siempre informadas por evidencia sólida, para garantizar la salud y el bienestar de madres e hijos en todo el mundo.