Una reciente encuesta revela que más del 25% de los consumidores admiten haber robado en las cajas automáticas, principalmente productos básicos, en medio de una creciente crisis económica. El fenómeno refleja las dificultades que enfrentan muchas familias para cubrir sus necesidades esenciales ante la escalada de precios y la inseguridad en los establecimientos comerciales.
En los últimos meses, ha habido un incremento notable en los reportes de hurtos en las zonas de autoservicio en supermercados y tiendas minoristas en Estados Unidos, y supuestamente, la tendencia no es exclusiva del país.
Una reciente investigación realizada por Lending Tree, una firma especializada en análisis financiero, revela que aproximadamente el 27% de los encuestados admitieron haber sustraído productos en las cajas automáticas sin pagar.
Más alarmante aún, casi la mitad de los participantes afirmó que sustraen principalmente productos de primera necesidad, como alimentos básicos, agua o productos de higiene.
Este comportamiento refleja una problemática profunda que va más allá de la simple delincuencia: es un síntoma de la crisis de accesibilidad que atraviesan muchas familias estadounidenses, y que presuntamente también afecta a otros países con economías similares.
La inflación, que según datos históricos ha sido una constante desde la década de 1970, especialmente en tiempos de crisis global, ha llevado a que los precios de los bienes básicos se disparen.
Por ejemplo, el costo promedio de una cesta de alimentos básicos en EE.UU. ahora equivale a aproximadamente 180 euros, un aumento de casi 30% en los últimos cinco años.
Supuestamente, la escalada de tarifas y la inseguridad en los establecimientos han hecho que algunos consumidores recurran a medidas extremas. La tendencia también se ha visto favorecida por la proliferación de las cajas automáticas, que en muchos casos no cuentan con vigilancia constante y solo disponen de un empleado para supervisar varias filas.
Esto, presuntamente, aumenta la vulnerabilidad y la tentación de algunos a aprovechar la situación.
El aumento en los incidentes de robo en estos sistemas no es un fenómeno aislado. Según la Federación Nacional del Comercio Minorista (NRF, por sus siglas en inglés), los casos de hurto y robo en tiendas han aumentado en un 26% desde 2022, y un 19% adicional en 2023.
La tendencia parece indicar que, en un contexto donde muchos hogares enfrentan dificultades para llegar a fin de mes, la delincuencia se convierte en una opción para subsistir.
Diversos minoristas ya han comenzado a implementar medidas para contrarrestar esta problemática. Algunas cadenas, como Target y Walmart, han limitado el número de artículos que se pueden adquirir en las cajas automáticas o han instalado sistemas de vigilancia más sofisticados.
Sin embargo, los expertos en seguridad minorista, como Neil Saunders, advierten que será difícil erradicar totalmente los hurtos, ya que las ventajas de las cajas automáticas en términos de reducción de costos laborales y velocidad de atención aún las hacen atractivas para los negocios.
Por otro lado, la tecnología también ofrece soluciones potenciales. Se presuntamente están desarrollando sistemas basados en inteligencia artificial que podrían detectar comportamientos sospechosos en tiempo real, reduciendo las vulnerabilidades y protegiendo tanto a los consumidores como a los negocios.
En definitiva, el incremento en los hurtos en sistemas de autoservicio revela una crisis estructural: la incapacidad de muchas familias para cubrir sus necesidades básicas en un entorno de precios elevados y salarios estancados.
La situación, que parece estar en aumento, requiere una respuesta integral que incluya medidas de seguridad, revisión de políticas de precios y apoyo social para garantizar que la necesidad no impulse a las personas a cometer actos ilícitos.
Solo así se podrá abordar de raíz esta problemática que, según expertos, refleja el estado actual de la economía y la seguridad en la sociedad moderna.