La compañía de productos de consumo Procter & Gamble anunció una importante reestructuración que incluirá la venta de marcas, despidos y cambios en su liderazgo, en un intento por revitalizar su crecimiento en un mercado cada vez más competitivo.
Procter & Gamble (P&G), uno de los gigantes mundiales en productos de consumo, ha revelado sus planes para una profunda reestructuración que afectará a aproximadamente 7,000 empleados en los próximos dos años.
Esto representa cerca del 6.4% de su plantilla global, que actualmente asciende a aproximadamente 109,000 trabajadores. La decisión busca hacer frente a un entorno de ventas en desaceleración y a la creciente presión de los inversores para mejorar la eficiencia y rentabilidad de la compañía.
La reestructuración también contempla la venta de varias marcas y la revisión de su portafolio de productos. La estrategia apunta a simplificar su oferta y centrarse en las categorías y mercados con mayor potencial de crecimiento. Se especula que algunas líneas de productos, especialmente en segmentos maduros o en declive, podrían ser descontinuadas o vendidas a otras compañías.
Además, la compañía está evaluando su presencia en diferentes países, con especial atención a mercados donde las ventas no han alcanzado las expectativas, como Argentina y Nigeria, en los que P&G ya anunció el cierre de operaciones en 2023.
En cuanto a los despidos, se prevé que la mayor parte de los recortes afecten a roles administrativos y de soporte, principalmente en oficinas y áreas no productivas.
Se estima que unos 3,000 empleados, en su mayoría de la generación X (nacidos entre 1965 y 1980), podrían ser los principales candidatos para las ofertas de retiro voluntario, dado que son empleados con salarios más altos y cercanía a la jubilación.
Este movimiento no es la primera vez que P&G realiza una reestructuración de gran escala. La última, ocurrida en 2012, implicó la salida de más de 5,700 empleados, principalmente mediante buyouts, y la venta de varias líneas de productos.
En ese entonces, la compañía buscaba reducir su tamaño y mejorar su eficiencia tras un período de ventas estancadas.
Supuestamente, algunos analistas consideran que la actual reestructuración podría ser aún más profunda, dado que los desafíos del mercado global, como la inflación persistente y las tensiones comerciales internacionales, han afectado los resultados de la compañía.
La estrategia de P&G también incluye la posible venta de algunas marcas en su división de cuidado personal, cuidado del bebé y cuidado del hogar, con el fin de concentrar recursos en sus líneas más rentables.
El cambio en el liderazgo también forma parte de los planes. Se espera que en los próximos meses, el actual CEO, Jon Moeller, sea reemplazado por Shailesh Jejurikar, quien asumirá en enero. Además, varias figuras clave en la alta dirección podrían abandonar sus puestos, incluyendo a Alexandra Keith, la actual directora de la división de belleza, que anunció su retiro para principios de 2026.
Desde hace décadas, P&G ha atravesado varias etapas de reestructuración, adaptándose a los cambios del mercado y a las demandas de los consumidores.
La compañía, fundada en 1837 en Cincinnati, ha sido pionera en innovación en productos de higiene y cuidado personal, y ha sabido mantenerse como líder global a través de adquisiciones y diversificación.
Sin embargo, en los últimos años, la competencia de marcas emergentes y el cambio en los hábitos de consumo han obligado a P&G a reinventarse, apostando por la reducción de costos y la optimización de su portafolio.
El objetivo de estas acciones es mejorar la rentabilidad y garantizar la sostenibilidad a largo plazo en un entorno cada vez más desafiante. Aunque todavía no se conocen todos los detalles específicos, la reestructuración de P&G refleja una tendencia general en la industria de consumo, donde las empresas buscan ser más ágiles y enfocar sus esfuerzos en las áreas más rentables y con mayor potencial de crecimiento.