Un posible cierre del gobierno en EE.UU. amenaza con afectar a miles de empleados federales en diferentes estados, con algunas regiones enfrentando mayores desafíos que otras. Descubre cómo esto podría influir en la economía y en la vida de los trabajadores.
El escenario político en Estados Unidos vuelve a poner en jaque la estabilidad del gobierno federal, ya que supuestamente existe la posibilidad de un cierre gubernamental a partir del 1 de octubre de 2025.
Esta situación, que ha sido recurrente en la historia del país, podría afectar a cientos de miles de empleados federales en diferentes estados, generando incertidumbre y posibles complicaciones económicas.
Según datos presuntamente recientes, el Distrito de Columbia, conocido como Washington D.C., concentra la mayor cantidad de empleados federales, con aproximadamente 162.500 trabajadores en 2024. Esto representa cerca del 5% de la población de la ciudad y refleja la importancia del sector público en la economía local. Sin embargo, no solo la capital se vería afectada; otros estados con una alta presencia de empleados federales también estarían en la mira.
Supuestamente, California alberga a unos 150.700 empleados federales, situándose en la segunda posición en el país. A pesar de su gran número, en términos relativos, California ocupa una posición media en el ranking per cápita, ya que su población es muy elevada.
En contraste, Vermont, con apenas 3.400 empleados federales, sería uno de los estados menos afectados en términos absolutos, aunque en proporción a su población, tendría una presencia significativa.
Es importante recordar que en la historia reciente, solo en 2018 y 2019, Estados Unidos sufrió dos cierres gubernamentales que duraron varias semanas, afectando a millones de personas y causando pérdidas económicas millonarias.
Presuntamente, estos cierres se debieron principalmente a desacuerdos en el Congreso sobre el presupuesto y políticas específicas, una dinámica que podría repetirse en el futuro cercano.
Por otra parte, algunos estados como Maryland y Virginia tienen una alta densidad de empleados federales per cápita, lo que aumenta la vulnerabilidad de sus economías en caso de un cierre.
En Maryland, por ejemplo, aproximadamente 4.2% de la población trabaja en el sector público, mientras que en Virginia la cifra llega a cerca del 3.8%. Esto significa que en esas regiones, un cierre podría tener un impacto aún mayor en la vida cotidiana de los residentes.
Además, supuestamente, algunos expertos advierten que un cierre prolongado podría afectar no solo a los empleados federales, sino también a las pequeñas y medianas empresas que dependen de contratos gubernamentales, así como a la economía local en general.
Las consecuencias podrían variar desde retrasos en la tramitación de servicios hasta una desaceleración en la inversión pública.
En el contexto histórico, los cierres gubernamentales en Estados Unidos han sido una herramienta política para presionar a las partes en disputa, pero también han evidenciado las vulnerabilidades del sistema democrático del país.
La expectativa es que, en las próximas semanas, las negociaciones en el Congreso puedan evitar un cierre total, aunque supuestamente la tensión entre republicanos y demócratas continúa siendo alta.
En conclusión, si bien el impacto de un cierre federal puede variar según la región, lo cierto es que en todo Estados Unidos, especialmente en áreas con una alta concentración de empleo público, las consecuencias serían significativas.
La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estas negociaciones, conscientes de que un cierre prolongado podría tener repercusiones no solo en el ámbito político, sino también en la economía global.
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