Las muñecas Labubu, conocidas por su estética extraña y adorable a la vez, están causando furor en redes sociales y en tiendas especializadas, mientras crece la venta ilegal de copias baratas llamadas 'Lafufu'. La demanda por estas figuras ha alcanzado precios elevados, llegando a más de 80 euros en el mercado secundario, y se ha convertido en un fenómeno cultural que combina nostalgia, moda y un toque de lo grotesco. Expertos advierten sobre la proliferación de falsificaciones y ofrecen consejos para identificar las piezas auténticas en un mercado cada vez más saturado.

Las muñecas Labubu, creadas por el artista hongkonés Kasing Lung hace aproximadamente una década, han logrado un resurgir en popularidad durante 2025.

Estas figuras, que representan monstruos con cabezas desproporcionadas, ojos saltones y dientes afilados, se han convertido en un símbolo de moda entre jóvenes y adultos.

La firma china Pop Mart las comercializa como parte de su línea 'Los Monstruos', y su estética, que combina lo adorable con lo grotesco, ha atrapado la atención del público en todo el mundo.

Supuestamente, en los últimos meses, las versiones auténticas de Labubu han alcanzado precios que varían entre 70 y 100 euros en plataformas oficiales, como la tienda en línea de Pop Mart o distribuidores verificados.

Sin embargo, debido a la alta demanda y el stock limitado, muchas personas optan por comprar réplicas de menor calidad llamadas 'Lafufu'. Estos imitadores, que suelen venderse en plataformas como AliExpress, Shein o Temu, son mucho más económicos, con precios que oscilan entre 10 y 30 euros, pero presentan numerosas diferencias en calidad y detalles.

La razón del auge de estas muñecas es multifacética. Por un lado, la nostalgia por la cultura pop de los años 2000 y la creciente tendencia de coleccionar figuras raras han impulsado su popularidad. Además, influencers en redes sociales han promocionado estas muñecas, llegando a pagar hasta 80 euros por versiones más grandes y detalladas, lo que ha alimentado aún más el interés.

Una de las claves para identificar un Labubu auténtico es revisar cuidadosamente el embalaje. Supuestamente, las cajas oficiales cuentan con un holograma en 3D de alta calidad, con la marca 'POP MART' claramente visible y un código QR que, al escanearse, redirige a la página oficial de verificación de la marca.

Las copias, en cambio, presentan hologramas planos, borrosos o mal impresos, y los códigos QR suelen llevar a sitios falsos o no funcionan en absoluto.

Otra característica distintiva es el número de dientes: los Labubu originales tienen exactamente nueve, mientras que las réplicas suelen tener ocho o diez, lo que puede ser una forma sencilla de detectarlas.

Además, los productos genuinos vienen en cajas opacas y en series cerradas, como 'Las Monstruos de Coca-Cola' o 'Macarons Emocionantes', y no permiten escoger el color del muñeco, que se revela solo al abrir la caja.

La proliferación de copias ha generado un mercado negro en auge, con precios que en algunos casos alcanzan los 85 euros por una figura más grande y detallada.

La demanda ha llevado a un incremento en las falsificaciones, que, aunque más asequibles, suelen presentar defectos en la pintura, en los detalles faciales o en la calidad del material.

En un contexto histórico, estas muñecas recuerdan a los fenómenos de coleccionismo de figuras de acción y juguetes de edición limitada que marcaron diferentes épocas, desde las Barbie en los años 60 hasta las figuritas de Pokémon en los 90.

Hoy, el fenómeno Labubu refleja cómo la cultura pop y la economía de la moda se entrelazan en una tendencia que no muestra signos de desaceleración.

En conclusión, si estás pensando en adquirir una muñeca Labubu, es recomendable comprar solo en tiendas oficiales o en distribuidores verificados para evitar ser víctima de la falsificación.

La popularidad de estas figuras continúa creciendo, y con ella, el mercado clandestino de réplicas de baja calidad, por lo que la vigilancia y la información serán tus mejores aliadas para disfrutar de esta tendencia sin caer en estafas.