Expertos aseguran que para el año 2030, reemplazar la batería de un vehículo eléctrico será más económico que cambiar el motor de un coche de gasolina, lo que podría revolucionar el mercado automotriz y las decisiones de compra.

En los últimos años, la industria automotriz ha vivido una transformación significativa con la creciente adopción de vehículos eléctricos (EV). Supuestamente, uno de los mayores obstáculos para que más personas opten por esta tecnología ha sido el costo de reemplazo de las baterías, que en la actualidad puede representar una inversión considerable.

Sin embargo, las proyecciones de expertos indican que, para el año 2030, el precio de sustituir la batería de un coche eléctrico podría ser menor que el de cambiar un motor de gasolina.

Este cambio radical en el mercado podría marcar un antes y un después en la historia de la movilidad. Actualmente, reemplazar una batería de EV puede costar alrededor de 10.000 euros, dependiendo del modelo y la capacidad, mientras que la reparación o sustitución de un motor de gasolina puede superar los 4.000 euros. No obstante, con los avances tecnológicos y la economía de escala en la producción de baterías, se espera que estos costos se reduzcan significativamente.

La tendencia hacia baterías más baratas y eficientes no es solo una cuestión de innovación tecnológica, sino también de historia económica. En la década de 2010, el coste de producción de una batería de iones de litio era aproximadamente 600 euros por kilovatio-hora. Para 2024, ya se ha reducido a aproximadamente 150-200 euros, y se prevé que en la próxima década esta cifra siga bajando, impulsada por nuevas químicas, mejoras en la fabricación y una mayor competencia global.

Supuestamente, empresas como Tesla, Panasonic y CATL están liderando estos avances, invirtiendo en nuevas celdas de batería que no solo son más económicas, sino también más duraderas y seguras.

La reducción en los costos de producción también puede estar asociada a la disminución en los precios de las materias primas, así como a innovaciones en el reciclaje de baterías, que permiten reutilizar componentes y reducir la dependencia de minerales escasos.

Además, la tendencia de las legislaciones en diferentes países favorece la adopción de vehículos eléctricos, ofreciendo incentivos y subsidios que hacen más accesibles estos automóviles.

La Unión Europea, por ejemplo, ha establecido metas para prohibir la venta de coches de gasolina y diésel para 2035, lo que impulsará aún más el mercado de EV y la innovación en baterías.

Históricamente, el mercado automotriz ha cambiado varias veces en relación con la innovación tecnológica. La introducción del motor de combustión en el siglo XIX revolucionó el transporte, y ahora, con la transición hacia la electrificación, se espera que la economía en el reemplazo de baterías sea un factor decisivo.

Si estas predicciones se cumplen, en unos años será más económico mantener y renovar un vehículo eléctrico que uno tradicional de gasolina, facilitando una transición más rápida hacia una movilidad más sostenible y ecológica.

En conclusión, aunque todavía existen desafíos como la infraestructura de carga y la durabilidad de las baterías, el futuro parece prometedor para la reducción de costos en la movilidad eléctrica.

La posibilidad de que reemplazar una batería sea más barato que arreglar un motor de gasolina podría acelerar la adopción masiva de vehículos eléctricos, transformando no solo la industria automotriz sino también la economía y el medio ambiente global.