Un nuevo fondo indexado propone eliminar a empresas que implementan políticas de diversidad y equidad, generando debate sobre su impacto en la inversión y el mercado.

Un novedoso fondo cotizado en bolsa (ETF) ha sido lanzado en el mercado financiero con la particularidad de excluir a más de treinta empresas consideradas por sus creadores como adherentes a políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI).

La propuesta, que ha generado controversia, busca ofrecer una alternativa de inversión que supuestamente prioriza el mérito y las habilidades sobre criterios relacionados con raza, género o identidad.

El fondo, denominado Azoria 500 Meritocracy ETF, replica la composición del índice S&P 500, pero con una diferencia significativa: elimina a aquellas compañías que, según supuestamente el gestor del fondo, utilizan cuotas o políticas explícitas de contratación basada en criterios demográficos.

La lista de exclusión incluye gigantes como Nike, Airbnb e Intel, aunque estas empresas no han declarado oficialmente que sigan políticas de cuotas de diversidad.

El creador del fondo, James Fishback, un inversor y ex asesor del expresidente Donald Trump, afirmó que esta estrategia busca aprovechar una tendencia en crecimiento que supone que los criterios de diversidad pueden estar afectando negativamente el rendimiento de las acciones.

Presuntamente, Fishback ha analizado datos que indican que las empresas que establecen objetivos específicos en cuanto a diversidad y género han tenido un desempeño inferior en los últimos dos años, en comparación con el mercado en general.

Historicamente, los fondos indexados han sido valorados por su bajo coste y amplia diversificación, con comisiones que en algunos casos no superan las 3 décimas de porcentaje anual.

Sin embargo, este nuevo ETF tiene una tarifa de gestión del 0,47%, lo que, en términos prácticos, implica que un inversor con 10.000 euros en el fondo pagaría aproximadamente 47 euros anuales en comisiones.

Supuestamente, la idea de Fishback es que eliminando a estas empresas, los inversores podrán obtener mejores rendimientos a largo plazo, ya que las políticas de DEI estarían obstaculizando el crecimiento y la rentabilidad de dichas compañías.

Sin embargo, críticos y analistas financieros advierten que la relación entre prácticas de diversidad y rendimiento bursátil todavía no está clara ni ha sido comprobada de forma concluyente.

Por ejemplo, Bryan Armour, analista de Morningstar, comentó que es difícil establecer un vínculo directo entre las políticas de DEI y el desempeño de las acciones.

A su juicio, aunque algunos inversores puedan sentirse atraídos por la narrativa de este fondo, separar la política de la inversión es lo más recomendable para no comprometer la estrategia con ideas preconcebidas.

Por otro lado, desde el punto de vista histórico, los fondos que se basan en criterios ideológicos o de valores específicos tienden a tener menor liquidez y a enfrentarse a una mayor rotación o cierre, debido a que no logran captar suficiente interés de los inversores tradicionales.

Se estima que solo los fondos con mayor volumen y reconocimiento logran mantenerse en el mercado a largo plazo.

En definitiva, la creación de este fondo supone una apuesta por una estrategia de inversión basada en la supuesta influencia negativa de las políticas de diversidad.

La realidad es que, aunque algunos estudios sugieren que la diversidad puede estar relacionada con mejores resultados en innovación y rendimiento, aún no existe consenso en la comunidad financiera acerca de la relación exacta con las ganancias en bolsa.

Supuestamente, este tipo de productos reflejan una tendencia en la que ciertos inversores buscan alinearse con sus propios valores o creencias políticas, pero también enfrentan críticas por potencialmente limitar la diversificación y aumentar los riesgos.

Solo el tiempo dirá si esta estrategia tendrá éxito o si, por el contrario, será una moda pasajera en un mercado cada vez más consciente de la importancia de la diversidad en las políticas corporativas.