La supuesta finalización de un beneficio aduanero clave podría elevar los costos de productos importados desde China y otras naciones, afectando a consumidores y tiendas en Europa. Los envíos de bajo valor, que antes eran libres de aranceles si valían menos de aproximadamente 750 euros, dejarán de beneficiarse de esta excepción a partir de esta semana, generando posibles aumentos en los precios y retrasos en la disponibilidad de productos.
Supuestamente, la eliminación del conocido beneficio aduanero de 'de minimis' tendrá un impacto significativo en las importaciones de productos de bajo valor desde China y otros países hacia Europa.
Este beneficio permitía que bienes con un valor inferior a aproximadamente 750 euros (equivalente a 800 dólares) ingresaran sin pagar aranceles ni impuestos, facilitando las compras por internet y reduciendo los tiempos y costos asociados.
Históricamente, la figura de 'de minimis' fue creada en la década de 1930 en Estados Unidos, en respuesta a la dificultad de cobrar impuestos por envíos de muy bajo valor.
Sin embargo, en los últimos años, esta excepción se convirtió en un factor clave para empresas como Shein y Temu, que supuestamente aprovecharon esta ventaja para ofrecer productos a precios muy bajos en el mercado europeo.
Se estima que en 2024, las importaciones bajo esta modalidad superaron los 1.2 mil millones de euros, siendo China uno de los principales países de origen, con más del 55 % de los envíos que se beneficiaban de la exención. Productos como ropa, electrónica, artículos para el hogar y juguetes eran los más afectados por esta política, que permitía a estas empresas mantener precios competitivos en Europa.
Presuntamente, el fin del beneficio se produce tras una decisión de la Unión Europea, que supuestamente busca fortalecer las medidas de control y recaudación de impuestos en las importaciones de bajo valor, en respuesta a los crecientes reclamos de las autoridades aduaneras y a la presión de los comercios tradicionales.
La medida entra en vigor este viernes, y se espera que, en consecuencia, los consumidores experimenten una subida en los precios de los productos importados desde China, además de posibles retrasos en la entrega debido a mayores controles aduaneros.
Desde hace meses, las agencias postales en varios países europeos han alertado sobre los posibles efectos de la medida. Supuestamente, en países como Alemania y Francia, las compañías postales han anunciado que suspenderán temporalmente ciertos envíos estándar procedentes de China, ante la incertidumbre sobre cómo se aplicarán los nuevos controles y la carga adicional que implican.
Expertos en comercio internacional señalan que, aunque la medida busca reducir la competencia desleal y aumentar la recaudación fiscal, también puede perjudicar a los consumidores que prefieren adquirir productos económicos y a las pequeñas empresas que dependen de estas importaciones para ofrecer precios competitivos.
Por ejemplo, supuestamente, las tiendas en línea y marketplaces europeos podrían verse forzadas a incrementar sus precios o a buscar alternativas más costosas para sus proveedores.
Además, se prevé que los tiempos de envío aumenten, debido a los mayores controles en la frontera, una situación que recuerda a las dificultades que enfrentaron en los años 2000, cuando las políticas comerciales y aduaneras se endurecieron tras la crisis financiera global.
En conclusión, mientras las autoridades europeas justifican la medida como un paso necesario para mejorar la recaudación y la protección del mercado interno, los consumidores y las pequeñas empresas temen que los efectos sean negativos en términos de costo y disponibilidad de productos.
La implementación de esta política marcará un cambio importante en la dinámica del comercio electrónico transfronterizo en Europa, y será interesante observar cómo reaccionan las empresas y los usuarios en los próximos meses.
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