Supuestamente, cada vez más personas en Estados Unidos y en otros países enfrentan problemas económicos y buscan apoyo en sus bancos locales. Las instituciones financieras supuestamente están adaptando sus servicios para brindar ayuda accesible y eficaz, promoviendo la inclusión financiera y la estabilidad económica de las comunidades. Conoce cómo puedes aprovechar estos recursos y qué cambios se han producido en el sector bancario para responder a las necesidades actuales.
En los últimos años, la realidad financiera de muchas familias ha cambiado radicalmente, supuestamente debido a factores como la inflación, el aumento en los costos de vida y las crisis económicas globales.
Aunque abrir una cuenta de ahorro o corriente con dinero de cumpleaños o un primer salario es considerado un rito de ingreso a la vida adulta en Estados Unidos, millones de adultos aún están en proceso de aprender cómo gestionar sus finanzas y aprovechar los servicios bancarios para mejorar su situación económica.
Según datos supuestamente del Banco de la Reserva Federal, en 2024 se registraron aproximadamente 5,1 millones de nuevas cuentas bancarias certificadas bajo programas como Bank On, lo que representa un aumento del 30% respecto al año anterior.
Este programa, liderado por organizaciones sin fines de lucro como Cities for Financial Empowerment Fund, busca ofrecer cuentas accesibles y seguras a personas sin acceso previo a servicios financieros tradicionales.
Para finales del año pasado, se calculaba que había más de 15 millones de cuentas activas en Estados Unidos, ayudando a las familias a gestionar mejor sus recursos.
El acceso a servicios bancarios básicos resulta fundamental para lograr estabilidad económica y construir patrimonio generacional, dicen expertos del sector.
Sin una cuenta bancaria, muchas familias enfrentan dificultades para ahorrar, gestionar pagos cotidianos o acceder a créditos a tasas razonables. Además, las instituciones financieras ofrecen protección contra fraudes y pérdidas, algo que se vuelve aún más importante en un contexto donde el uso de efectivo sigue siendo prevalente en ciertos grupos demográficos.
La diferencia entre personas no bancarizadas y subbancarizadas también es relevante. La primera categoría incluye a quienes no poseen ninguna cuenta en bancos o cooperativas de crédito, mientras que los subbancarizados tienen cuentas pero aún dependen de productos no bancarios como tarjetas prepagas o plataformas de pago como Venmo o PayPal.
Presuntamente, en 2023, solo el 4.2% de los hogares, es decir, aproximadamente 6 millones, estaban completamente sin banco, una cifra que ha bajado desde el 8.2% en 2011.
Las principales razones por las que la gente no utiliza bancos incluyen requisitos de saldo mínimo alto, desconfianza en las instituciones y tarifas altas e impredecibles.
Sin embargo, supuestamente los bancos y cooperativas están trabajando en hacer que los servicios sean más accesibles y transparentes. Programas como Backbone y Bank On promueven cuentas con bajos o nulos costos, con el objetivo de integrar a más personas en el sistema financiero formal.
No obstante, aún hay obstáculos. Personas que han tenido problemas, como cheques rebotados o saldos negativos, a menudo enfrentan rechazos o desánimo para abrir nuevas cuentas. Los bancos comunitarios y cooperativas, presuntamente, tienen mayor flexibilidad para ofrecer soluciones personalizadas y ayudar a quienes buscan salir de la crisis.
Además, el sector bancario juega un papel crucial en la construcción de riqueza. Datos supuestamente del United Way indican que más del 42% de los hogares en Estados Unidos tienen recursos limitados y están en riesgo de exclusión financiera, lo que afecta especialmente a comunidades vulnerables.
La falta de acceso a créditos asequibles, préstamos o servicios de pago rápidos impide que estas familias puedan salir de la pobreza o mejorar su calidad de vida.
Por ejemplo, supuestamente, durante la pandemia de COVID-19, muchos beneficiarios del gobierno recibieron pagos a través de depósitos directos, lo que incentivó a millones a abrir cuentas bancarias para acceder rápidamente a fondos y evitar métodos de pago costosos como las transferencias internacionales.
Finalmente, las instituciones financieras también contribuyen al fortalecimiento de las comunidades. Los bancos locales, especialmente los comunitarios y cooperativas, apoyan a pequeños negocios y promueven el crecimiento económico local. Algunas entidades han implementado iniciativas de ayuda financiera en momentos de crisis, entregando miles de euros en asistencia y asesoría, en respuesta a emergencias o recesiones.
En conclusión, aunque el sector bancario ha experimentado cambios importantes, presuntamente para adaptarse a las nuevas necesidades y desafíos, sigue siendo una pieza clave para facilitar la estabilidad y el progreso económico de las comunidades.
Aprovechar estos recursos puede marcar la diferencia para quienes enfrentan dificultades financieras, ofreciendo caminos hacia la recuperación y la prosperidad.