Tras cerrar cientos de sus sucursales y enfrentarse a múltiples desafíos financieros, Rite Aid se prepara para vender sus activos restantes. La cadena busca un comprador mientras transfiere archivos de recetas a CVS, Walgreens y otras farmacias, en medio de una nueva bancarrota que pone fin a su historia de recuperación.
La cadena de farmacias Rite Aid, una de las más reconocidas en Estados Unidos, enfrenta un nuevo capítulo en su historia tras presentar nuevamente su solicitud de bancarrota.
La compañía, que en el pasado había logrado superar crisis financieras, ahora se encuentra en una situación complicada que ha provocado el cierre de muchas de sus tiendas y la transferencia de sus archivos de recetas a otros gigantes del sector.
Rite Aid, fundada en 1962 en Philadelphia, ha sido durante décadas una presencia importante en el mercado farmacéutico estadounidense, con una red que en su mejor momento superaba las 2,500 sucursales.
Sin embargo, en los últimos años, la cadena ha enfrentado múltiples obstáculos, incluyendo cambios en las políticas de salud, competencia intensificada por parte de CVS y Walgreens, y desafíos económicos derivados de la pandemia de COVID-19.
En mayo de 2025, Rite Aid anunció que había llegado a acuerdos de venta con varias cadenas importantes, incluyendo CVS Health, Walgreens, Kroger y Albertsons.
Estos acuerdos implican la transferencia de los archivos de recetas de más de 1,000 tiendas repartidas en 15 estados, principalmente en la costa este y en el noroeste del país.
La transferencia de estos archivos, que contienen información vital para la continuidad del servicio farmacéutico, permitirá que los clientes continúen recibiendo sus medicamentos sin interrupciones.
El proceso de transición ha sido acompañado de varias etapas regulatorias, y en una decisión judicial en Nueva Jersey se aprobó que las recetas de Rite Aid pasaran a manos de CVS y Walgreens.
Estas compañías, que ya dominan gran parte del mercado en EE.UU., se preparan para absorber a los clientes que anteriormente acudían a Rite Aid, asegurando que el proceso sea lo más transparente y sin complicaciones posibles.
Por su parte, Rite Aid ha declarado que, a pesar de la bancarrota, sus tiendas seguirán abiertas durante el proceso de venta, permitiendo a los clientes acceder a medicamentos y servicios como inmunizaciones y asesoramiento farmacéutico.
La cadena, que en su apogeo operaba 1,240 tiendas, ahora se enfoca en liquidar sus activos y cerrar operaciones en algunas regiones.
Además, CVS ha confirmado que adquirirá las recetas y operaciones de 64 tiendas en Idaho, Oregón y Washington, en un movimiento estratégico para fortalecer su presencia en el noroeste del país.
CVS expresó su compromiso de ofrecer un servicio de alta calidad y una transición fluida para los pacientes, asegurando que la transferencia de archivos y servicios se realice sin inconvenientes.
Por otro lado, Walgreens ha llegado a un acuerdo para adquirir archivos de recetas en nueve estados, en medio de su propio proceso de reestructuración, que incluye el cierre de aproximadamente 500 tiendas en los próximos años.
La compañía busca optimizar su red de sucursales para centrarse en mercados más rentables.
Esta situación refleja una tendencia en el sector farmacéutico estadounidense, donde la consolidación y la reestructuración son cada vez más frecuentes.
La historia de Rite Aid, que en su momento fue una de las cadenas más innovadoras, parece estar llegando a su fin, pero su legado y la atención a los clientes continúan en manos de los gigantes CVS y Walgreens.
Para los clientes de Rite Aid, la buena noticia es que las operaciones de las tiendas seguirán en marcha durante el proceso de transición, y podrán acceder a sus medicamentos sin interrupciones.
Sin embargo, se espera que en los próximos meses el mercado experimente cambios significativos, con la consolidación de los servicios y la posible desaparición de algunas sucursales en el camino hacia un sector farmacéutico más concentrado y eficiente.