Durante la reciente paralización del gobierno estadounidense, miles de militares continúan en sus puestos sin recibir salario, mientras el Congreso aún no llega a un acuerdo presupuestario para el año fiscal 2026. Este conflicto político ha generado preocupación sobre la continuidad de los pagos a los miembros de las fuerzas armadas y el funcionamiento de los servicios esenciales del país.
Desde el 1 de octubre, Estados Unidos enfrenta una nueva paralización del gobierno federal, tras la falta de acuerdo entre los líderes del Congreso para aprobar el presupuesto necesario para el año fiscal 2026.
La situación, que supuestamente refleja profundas diferencias políticas, ha provocado que muchas agencias y servicios no esenciales se detengan, pero las Fuerzas Armadas continúan operando, aunque sin recibir pagos durante este período de inestabilidad.
Según fuentes oficiales, aproximadamente 2.2 millones de militares en servicio activo y en reserva seguirán en sus puestos de trabajo, en una medida que, presuntamente, busca garantizar la seguridad nacional en medio de la crisis política.
La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) y el Departamento de Defensa han confirmado que, debido a la falta de fondos aprobados, estos miembros del ejército no recibirán su salario hasta que se resuelva la situación.
Históricamente, las paradas gubernamentales en EE.UU. han generado gran incertidumbre, en especial respecto a los pagos a los empleados federales. Sin embargo, en ocasiones anteriores, como en 2013, el Congreso aprobó leyes específicas, como la Ley de Pago a Nuestro Ejército, para asegurar que los militares no sufrieran las consecuencias económicas de estas crisis.
Presuntamente, en esta ocasión, existe la posibilidad de que se apruebe una legislación similar para garantizar los pagos, pero aún no está claro si se logrará antes de que termine el período de paralización.
Por otro lado, los empleados civiles que trabajan en el Departamento de Defensa y no están considerados esenciales han sido enviados a sus hogares sin salario, en una medida que afecta aproximadamente a 400,000 trabajadores.
Solo aquellos considerados indispensables para la seguridad y operaciones críticas continúan en funciones, y algunos de ellos podrían recibir pagos retroactivos una vez que se restablezca la normalidad.
El impacto económico de esta paralización se extiende más allá de los empleados federales. Expertos económicos advierten que, si la situación se prolonga, podría afectar la economía estadounidense y, en consecuencia, tener repercusiones en los mercados internacionales, incluyendo Europa.
La incertidumbre política y la posible reducción del gasto público en áreas clave podrían desacelerar el crecimiento económico y generar una caída en los índices bursátiles globales.
En Europa, muchos analistas consideran que una prolongada paralización del gobierno en EE.UU. puede afectar las relaciones comerciales y los flujos de inversión, dado que Estados Unidos es uno de los principales socios económicos del continente.
Además, la interrupción en la aprobación del presupuesto puede retrasar decisiones clave sobre políticas internacionales y de seguridad.
Mientras tanto, la comunidad militar continúa en sus puestos, enfrentando la difícil realidad de trabajar sin recibir su salario en medio de una crisis que, supuestamente, refleja profundas divisiones políticas en Washington.
La resolución de esta paralización dependerá de la capacidad del Congreso para llegar a un acuerdo en las próximas semanas, y del compromiso de los legisladores para garantizar que quienes protegen la seguridad del país no sean las principales víctimas de estas disputas internas.
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