El expresidente Donald Trump ha comenzado a delinear sus planes para sustituir a Jerome Powell al frente de la Reserva Federal, en medio de presiones para bajar las tasas de interés y potenciar la economía estadounidense. Supuestamente, Trump ya tiene en mente a tres o cuatro posibles candidatos, incluido un exfuncionario de la Fed y un secretario del Tesoro, mientras las negociaciones y especulaciones políticas toman fuerza. Este movimiento podría tener profundas implicaciones en las políticas económicas y en los mercados internacionales, especialmente considerando el contexto de alta inflación y deuda pública que enfrenta EE.UU.
En un escenario que ha generado muchas expectativas y también cierta incertidumbre, supuestamente el expresidente Donald Trump está preparando un cambio en la cúpula de la Reserva Federal, la institución encargada de definir las tasas de interés y regular la política monetaria en Estados Unidos.
Según fuentes cercanas, Trump ya estaría considerando a entre tres y cuatro posibles candidatos para reemplazar a Jerome Powell, cuyo mandato finaliza en mayo de 2026.
Entre las figuras mencionadas, supuestamente se encuentra un exmiembro de la Junta de la Reserva Federal y un destacado exsecretario del Tesoro, quienes podrían asumir un papel clave en la política económica del país en los próximos años.
Históricamente, la relación entre los presidentes estadounidenses y la Reserva Federal ha estado marcada por tensiones y negociaciones, especialmente cuando se trata de decisiones que afectan las tasas de interés.
La historia reciente muestra que las decisiones de la Fed pueden influir significativamente en la economía global, afectando desde los precios de los commodities hasta el valor del dólar.
En el caso de EE.UU., la deuda pública ha alcanzado niveles récord, superando los 36 billones de dólares (aproximadamente 34 billones de euros), lo que hace que las decisiones sobre las tasas de interés sean aún más delicadas.
Supuestamente, Trump ha expresado públicamente su deseo de reducir las tasas de interés para estimular el crecimiento económico y disminuir los pagos de intereses de la deuda, que en 2024 supuestamente superaron los 900 mil millones de euros.
La estrategia del expresidente busca bajar la tasa principal de alrededor del 4,25% al 2,25%, un movimiento que, si se realiza, podría tener efectos inmediatos en los mercados bursátiles y en la economía real.
Sin embargo, los analistas advierten que una reducción de tasas a tan corto plazo podría también alimentar la inflación, que en EE.UU. se mantiene por encima del objetivo del 2% establecido por la Fed.
Por otro lado, supuestamente, la presión de Trump en la política monetaria ha sido una fuente de tensión con Jerome Powell, quien ha afirmado en varias ocasiones que la independencia del banco central debe mantenerse para evitar decisiones influenciadas por intereses políticos.
No obstante, en los círculos políticos y financieros, se especula que el cambio en la dirección de la Fed podría estar motivado por la intención de Trump de influir en las próximas elecciones presidenciales, buscando un entorno económico que favorezca su candidatura.
El actual contexto internacional también añade complejidad a la situación. La guerra comercial, las tensiones geopolíticas y los cambios en las políticas comerciales globales, especialmente en relación con China y Europa, afectan la percepción de riesgo en los mercados.
La Reserva Federal, bajo la dirección de Powell, ha optado por mantener una postura cautelosa, dejando las tasas estables en las últimas reuniones. Sin embargo, si Trump logra colocar a un candidato más alineado con sus intereses, la política monetaria podría experimentar cambios sustanciales, con posibles efectos en la inflación y en la estabilidad financiera.
En definitiva, la estrategia de Donald Trump respecto a la Reserva Federal y su posible reemplazo de Powell representa un movimiento que podría alterar el equilibrio económico de Estados Unidos en los próximos años.
La comunidad financiera internacional observa con atención estos desarrollos, conscientes de que las decisiones que se tomen en Washington pueden tener repercusiones en toda la economía global, impactando desde los tipos de cambio hasta las inversiones internacionales y la estabilidad de los mercados emergentes.