Aunque millones de estadounidenses aprovechan el Cyber Monday para realizar compras, las cifras revelan que solo una pequeña élite concentra la mitad del gasto, poniendo en evidencia una desigualdad que se ha incrementado en los últimos años.
Cada año, el Cyber Monday se ha consolidado como uno de los días de mayor actividad comercial en Estados Unidos, superando incluso al Black Friday en volumen de ventas en línea.
Sin embargo, detrás de las cifras optimistas y las promociones tentadoras, se esconde una realidad que pocos quieren aceptar. Según datos recientes, presuntamente, solo el 20% de los consumidores más acaudalados realiza aproximadamente la mitad del gasto total en compras digitales durante este día.
Este patrón de consumo refleja una tendencia que ha ido en aumento en la última década, donde la desigualdad económica en Estados Unidos se evidencia también en los hábitos de compra.
Históricamente, la concentración de riqueza en las manos de unos pocos ha sido un tema de debate y análisis. Desde la década de 1980, con las políticas neoliberales y la desregulación financiera, la brecha entre ricos y pobres se ha ampliado notablemente.
Supuestamente, los datos muestran que los millonarios y la clase alta destinan sumas equivalentes a cientos de euros en una sola compra, mientras que la mayoría de la población apenas puede permitirse gastos modestos.
En términos de cifras, se calcula que los hogares más ricos gastan en promedio unos 1.500 euros durante el Cyber Monday, mientras que los hogares de bajos ingresos apenas alcanzan los 150 euros.
Este fenómeno no solo refleja la desigualdad en el ingreso, sino también en el acceso a las oportunidades de consumo y el poder adquisitivo. La concentración del gasto en manos de unos pocos también tiene implicaciones en la economía en general, ya que amplía la brecha de riqueza y limita el crecimiento de la clase media.
Además, el impacto del Cyber Monday en las pequeñas y medianas empresas es discutible. Aunque estas tiendas también participan en las promociones, presuntamente la mayoría de las ventas significativas son captadas por grandes corporaciones tecnológicas y minoristas internacionales, que logran atraer a los consumidores con descuentos agresivos.
Supuestamente, estudios históricos indican que este tipo de eventos de compras masivas contribuyen a fomentar un patrón de consumo insostenible, promoviendo la adquisición de bienes que muchas veces no son necesarios y generando una cultura de gasto excesivo.
En el contexto actual, esta tendencia se ve agravada por la crisis económica global, la inflación y la creciente desigualdad social. La pandemia de COVID-19, por ejemplo, aceleró el proceso de digitalización del comercio, haciendo que las compras en línea sean la norma y beneficiando, en mayor medida, a quienes ya tenían recursos para aprovechar estas plataformas.
En conclusión, aunque el Cyber Monday parece ser una oportunidad para ahorrar y aprovechar promociones, en realidad revela profundas desigualdades en la sociedad estadounidense.
La concentración del gasto en una élite privilegiada no solo refleja una distribución desigual del ingreso, sino que también señala hacia un futuro donde la brecha económica podría seguir ampliándose si no se implementan políticas que promuevan una mayor inclusión y equidad en el acceso al consumo.