Una técnica de conducción llamada cierre en zigzag ha generado debate entre los conductores. Aunque algunos la consideran una forma de 'hacer trampa', los expertos presuntamente indican que puede reducir significativamente los tiempos de espera en zonas de obras y congestiones. Descubre cómo funciona y si realmente ayuda a agilizar el tráfico.

En muchas carreteras, especialmente en zonas de obras o congestiones, surge la duda sobre la mejor forma de integrarse en el flujo vehicular. Supuestamente, existe una técnica conocida como cierre en zigzag o 'zipper merge' que ha sido objeto de controversia entre conductores y autoridades de tránsito.

Aunque algunos la consideran una estrategia poco ética, los expertos presuntamente afirman que puede mejorar la fluidez del tráfico y reducir los tiempos de espera.

El cierre en zigzag consiste en que los conductores mantengan ambos carriles abiertos hasta el punto de la unión, donde deben alternar el ingreso en forma de zigzag, como la cremallera de una cremallera.

Presuntamente, esta técnica aprovecha al máximo el espacio disponible en la vía y evita que se formen largas filas en un solo carril, lo que generalmente genera retrasos y frustración.

Históricamente, esta práctica no es nueva. Algunas autoridades de tránsito en países como Estados Unidos y Canadá la han promovido desde hace más de una década como una estrategia eficiente para reducir los embotellamientos en zonas de obras o accidentes.

Supuestamente, en algunos estados de EE. UU., como Missouri, el cierre en zigzag está legalizado y en realidad se fomenta su uso en ciertos escenarios. La idea es que, al usar ambos carriles hasta el último momento, el flujo de vehículos se mantiene constante y evita que los conductores tengan que frenar abruptamente o hacer maniobras peligrosas.

Estudios realizados por institutos de transporte presuntamente indican que cuando se adopta la técnica del cierre en zigzag, las congestiones se reducen en un 40 a 50 %.

Esto significa que los tiempos de espera en las zonas afectadas disminuyen considerablemente, beneficiando tanto a los conductores como al medio ambiente, al reducir las emisiones por frenadas y aceleraciones constantes.

A pesar de sus ventajas, no todos recomiendan su uso en todo momento. Supuestamente, cuando el tráfico fluye normalmente, es mejor que los conductores se integren en la vía de manera temprana y ordenada, ya que el último momento puede ser peligroso a altas velocidades, aumentando el riesgo de accidentes.

Desde un punto de vista histórico, esta técnica ha sido implementada en varias ciudades europeas y norteamericanas, con resultados positivos. Sin embargo, también ha generado resistencia por parte de quienes la consideran una forma de 'hacer trampa' en las filas, y algunos conductores la ven como una falta de cortesía.

En conclusión, el cierre en zigzag puede ser una estrategia efectiva para reducir los tiempos de espera y mejorar el flujo vehicular en situaciones de congestión.

Sin embargo, su uso adecuado y responsable, además de la regulación por parte de las autoridades, son fundamentales para garantizar tanto la eficiencia como la seguridad en las vías.

Los conductores deben estar informados y seguir las recomendaciones de tránsito para aprovechar los beneficios de esta técnica sin poner en riesgo su integridad y la de los demás.