Supuestamente, ante las recientes tensiones comerciales y las amenazas de tarifas por parte de EE. UU., Canadá ha tomado medidas simbólicas en sus bares, sustituyendo el bourbon de Kentucky por whisky canadiense en cócteles clásicos como el Old-Fashioned, generando un impacto cultural y económico en la región.

En un escenario donde las tensiones comerciales entre Canadá y Estados Unidos han escalado en los últimos meses, presuntamente como resultado de las políticas arancelarias del expresidente Donald Trump y continuadas por su sucesor, el país vecino del norte ha adoptado una serie de medidas que reflejan más que nada un espíritu de resistencia cultural y económica.

Una de las acciones más emblemáticas ha sido la modificación en la preparación de cócteles tradicionales en diversos bares canadienses, donde el bourbon de Kentucky, que durante décadas ha sido la base de clásicos como el Old-Fashioned, ha sido sustituido por whisky canadiense.

Supuestamente, esta decisión no solo tiene un trasfondo simbólico, sino que también busca promover las marcas locales y reducir la dependencia de productos importados de Estados Unidos.

En lugares como Montreal, Toronto y Vancouver, los bartenders ahora preparan sus cócteles con whisky de productores nacionales, como Crown Royal, Canadian Club y Wiser’s.

Estas marcas, que han existido durante generaciones, se han convertido en símbolos de la identidad canadiense, especialmente en momentos en que las relaciones con su vecino del sur se han tensado.

La historia del whisky en Canadá es rica y diversa, con raíces que se remontan al siglo XIX, cuando la producción y exportación de esta bebida se consolidó como una de las principales actividades económicas del país.

Durante la Prohibición en Estados Unidos, muchas destilerías canadienses prosperaron, exportando sus productos a un mercado que buscaba alternativas legales y de calidad.

Hoy en día, el sector del whisky canadiense genera miles de millones de euros en ingresos y es reconocido internacionalmente por su suavidad y sabor distintivo.

Supuestamente, la decisión de reemplazar el bourbon por whisky canadiense en los cócteles ha sido bien recibida por muchos locales y turistas que visitan Canadá.

Algunos consumidores consideran que el whisky local aporta matices únicos, como notas de miel, vainilla y especias, que enriquecen la experiencia del cóctel.

Sin embargo, también hay puristas que lamentan la pérdida de la tradición estadounidense, especialmente en lugares donde el bourbon es considerado un símbolo de la cultura sureña.

En respuesta a estas medidas, algunos empresarios estadounidenses han expresado su preocupación por el impacto económico de las sanciones y los boicots.

Se estima que, antes de las tensiones actuales, Canadá importaba anualmente más de 40 millones de dólares (aproximadamente 36 millones de euros) en bourbon, principalmente de Kentucky.

La prohibición o restricción en la venta de estos productos en Canadá ha causado una disminución en las ventas y ha obligado a las empresas estadounidenses a buscar nuevos mercados o a ajustar sus estrategias de marketing.

Supuestamente, esta situación también ha incentivado a los productores canadienses a innovar y diversificar su oferta, promoviendo la producción de nuevos tipos de whisky y fortaleciendo su presencia en el mercado internacional.

La historia del whisky en Canadá, que en algunos aspectos refleja una resistencia frente a las políticas exteriores, continúa siendo un ejemplo de cómo la cultura y la economía están intrínsecamente vinculadas.

En definitiva, las respuestas canadienses a las sanciones estadounidenses no solo se limitan a cuestiones económicas, sino que también representan un acto de identidad y orgullo nacional.

La sustitución del bourbon por whisky canadiense en los cócteles tradicionales es solo una de las muchas maneras en que Canadá ha encontrado para expresar su resistencia y autonomía en tiempos de tensión internacional, dejando una huella en su cultura popular y en la percepción global de su historia y tradiciones.