La compañía WeightWatchers, ahora conocida como WW International, ha presentado una solicitud de bancarrota para afrontar sus deudas y posicionarse para un crecimiento sostenible en el futuro. La medida, que busca eliminar más de 950 millones de euros de pasivos, permitirá a la empresa seguir operando sin interrupciones y fortalecer su estrategia digital en un mercado cada vez más competitivo.
En un movimiento estratégico para afrontar sus desafíos financieros y adaptarse a los cambios en el sector del bienestar, WW International, anteriormente conocida como WeightWatchers, ha anunciado la presentación de una solicitud de bancarrota bajo el Capítulo 11.
Esta decisión, que se hizo pública a principios de mayo de 2025, tiene como objetivo principal reducir más de 950 millones de euros en deudas y sentar las bases para un crecimiento futuro sostenido.
La historia de WeightWatchers se remonta a 1963, cuando fue fundada en Estados Unidos con la misión de ayudar a las personas a gestionar su peso de manera saludable.
Durante décadas, la marca se convirtió en un referente en el ámbito del control de peso, combinando programas de dieta, apoyo comunitario y asesoramiento profesional.
Sin embargo, en los últimos años, la compañía ha enfrentado una serie de retos, incluyendo la competencia de nuevas plataformas digitales, la aparición de medicamentos eficaces para la pérdida de peso, y cambios en las preferencias de los consumidores.
En 2018, las acciones de WeightWatchers alcanzaron un máximo de aproximadamente 90 euros por acción, impulsadas por su alianza con Oprah Winfrey y su innovador enfoque en la salud holística.
Sin embargo, en los años siguientes, su valor se desplomó, llegando a cotizar por debajo de los 10 euros en 2024, debido a la disminución de ingresos, preocupaciones de liquidez y la pérdida de apoyo de figuras clave.
La empresa ha intentado adaptarse a la nueva realidad mediante adquisiciones y expansión en el ámbito de la telemedicina, incluyendo la compra de la plataforma de suscripción de telemedicina, Sequence, en 2023.
Además, ha enfrentado la competencia de medicamentos como Ozempic, que ha revolucionado las opciones farmacéuticas para la pérdida de peso, reduciendo aún más la participación de mercado de WW.
El proceso de bancarrota permitirá a WW International reorganizar sus finanzas, eliminar de manera significativa sus pasivos y continuar operando sin interrupciones.
La compañía ha asegurado que sus más de tres millones de miembros en todo el mundo no sufrirán cambios en sus planes ni en el servicio, y que su estrategia digital y de apoyo comunitario seguirá siendo prioritaria.
Desde un punto de vista histórico, la bancarrota bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos ha sido una herramienta utilizada por muchas empresas para evitar la liquidación y enfocarse en una recuperación a largo plazo.
Empresas como General Motors en 2009 y Delta Airlines en 2005 han pasado por procesos similares, logrando reestructurarse y volver a la rentabilidad.
Para el CEO de WW International, Tara Comonte, esta medida es una oportunidad para acelerar la innovación, reinvertir en sus miembros y consolidar su liderazgo en un mercado que evoluciona rápidamente.
La compañía tiene previsto salir del proceso de bancarrota en aproximadamente 45 días, con una estructura financiera fortalecida y una visión clara hacia el futuro.
En conclusión, la solicitud de bancarrota de WeightWatchers refleja los cambios en el mercado del bienestar y la necesidad de adaptarse a nuevas realidades, incluyendo avances en la medicina y la digitalización.
La historia de esta marca demuestra que, incluso en tiempos difíciles, las empresas pueden reinventarse y seguir siendo relevantes para sus clientes, siempre que cuenten con una estrategia sólida y un compromiso con la innovación.