La compañía automotriz Stellantis ha decidido detener temporalmente el desarrollo de su sistema avanzado de conducción autónoma de nivel 3, alegando costos excesivos y desafíos tecnológicos. Este cambio refleja las dificultades que enfrentan los fabricantes tradicionales en su apuesta por la innovación en tecnología de conducción automatizada.

La industria automotriz está en constante evolución, y uno de los ámbitos que más atención ha recibido en los últimos años es el desarrollo de sistemas de conducción autónoma.

Sin embargo, presuntamente, Stellantis, uno de los principales fabricantes de automóviles a nivel mundial, ha decidido poner en pausa su programa de tecnología de conducción de nivel 3, conocido como AutoDrive, debido a los altos costos y a los obstáculos tecnológicos que presenta esta innovación.

Supuestamente, en febrero de 2025, Stellantis anunció que su sistema de conducción autónoma de nivel 3 estaría listo para su despliegue, permitiendo a los conductores retirar las manos del volante y apartar la vista de la carretera en determinadas condiciones.

La firma afirmó que esta tecnología sería un pilar clave en su estrategia de innovación, y que facilitaría actividades como ver películas, responder correos electrónicos o leer libros mientras el vehículo se conduce solo.

Sin embargo, la realidad parece haber sido diferente.

Según fuentes cercanas a la compañía, el programa fue puesto en pausa y no se prevé su lanzamiento en un futuro cercano. La razón principal sería el alto costo de desarrollo y los desafíos tecnológicos asociados, además de la escasa demanda del mercado por sistemas de conducción de nivel 3 en estos momentos.

La inversión necesaria para perfeccionar esta tecnología, que requiere una infraestructura de hardware y software muy avanzada, sería demasiado elevada, y presuntamente no justificada por las ventas esperadas.

En términos económicos, supuestamente, Stellantis ha invertido millones de euros en este proyecto, que no ha llegado a la fase comercial. La compañía, que en 2021 pretendía que su programa AutoDrive generara aproximadamente 20 mil millones de euros en ingresos anuales para 2030, ahora enfrenta una realidad mucho más prudente y cautelosa.

Históricamente, la carrera por la conducción autónoma comenzó en la década de 2010 con la llegada de empresas como Tesla, que revolucionó el mercado con su enfoque en vehículos que se actualizan mediante software y que ofrecen funciones de asistencia a la conducción.

Otros fabricantes tradicionales, incluyendo a Stellantis, han intentado seguir el mismo camino, invirtiendo miles de millones en investigación y desarrollo.

Supuestamente, el CEO de Stellantis, Antonio Filosa, ha señalado que la compañía priorizará en el futuro el desarrollo de tecnologías que sean más rentables y que puedan ofrecer valor añadido a sus clientes.

La apuesta por los vehículos híbridos y eléctricos, así como por sistemas de asistencia a la conducción que todavía requieren la intervención humana, parece ser la estrategia actual.

La interrupción del proyecto AutoDrive también refleja las dificultades que enfrentan muchas empresas en la industria automotriz para lograr un equilibrio entre innovación, costos y demanda del mercado.

La tecnología de conducción de nivel 3 todavía está en fase de desarrollo y no ha sido adoptada de manera masiva, lo que hace que muchas compañías sean reacias a seguir invirtiendo sin garantías claras de retorno.

En conclusión, aunque en el pasado Stellantis anunció con entusiasmo su sistema de conducción autónoma, la realidad de los costos y los desafíos tecnológicos ha llevado a la compañía a revaluar sus prioridades.

Se espera que en los próximos años la empresa se concentre en mejorar sus sistemas existentes y en ofrecer soluciones que sean más accesibles y rentables para sus clientes, dejando en pausa por ahora los avances en conducción completamente autónoma de nivel 3.