El color de tu vehículo puede afectar significativamente su depreciación con el tiempo. Estudios recientes revelan cuáles son los colores que mejor retienen su valor y cuáles deberías evitar si quieres maximizar la reventa. Además, te damos consejos sobre cómo gestionar la depreciación a través del mantenimiento adecuado y cómo aprovechar estos datos para comprar vehículos usados con mayor ahorro.
Al momento de adquirir un coche nuevo, muchos conductores no consideran un factor que puede influir en su valor de reventa: el color del vehículo. Estudios recientes realizados por plataformas de investigación automotriz indican que ciertos tonos se deprecian más rápido que otros, afectando directamente la inversión a largo plazo del propietario.
Históricamente, los colores neutros como el blanco, negro y gris han dominado las preferencias del mercado, pero también son los que presentan mayores tasas de depreciación.
La razón principal radica en que estos colores se venden en grandes volúmenes, lo que genera mayor competencia en el mercado de usados y, por ende, precios más bajos en el momento de la reventa.
Por ejemplo, según un análisis realizado en 2024 por iSeeCars, el color dorado es el que peor se comporta en términos de depreciación, con una pérdida de valor de aproximadamente el 34,4% a los tres años de uso.
Le siguen de cerca el blanco, con un 32,1%, y el negro, con un 31,9%. Estos números sugieren que pagar un extra por un coche en color dorado podría no ser una buena inversión si buscas mantener el valor del vehículo.
Por otro lado, algunos colores llaman la atención por su capacidad de retener mejor el valor. Los tonos vibrantes como el amarillo, naranja y verde muestran tasas de depreciación significativamente menores, con promedios de 24%, 24,4% y 26,3% respectivamente.
Esto significa que un coche amarillo, por ejemplo, puede mantener casi la mitad de su valor original después de tres años en comparación con los colores más depreciados.
El color amarillo, en particular, ha sido destacado por su resistencia a la depreciación, convirtiéndolo en una opción inteligente para quienes desean una mayor rentabilidad a largo plazo.
Además, si uno está interesado en comprar un vehículo usado, optar por un coche en estos colores puede traducirse en un ahorro considerable, ya que suelen venderse a precios más competitivos debido a su menor depreciación.
Pero el color no es el único factor a tener en cuenta. La conservación del vehículo mediante un mantenimiento regular, limpieza interior y protección exterior también juegan un papel crucial en la conservación del valor.
Un coche bien cuidado, independientemente del color, tendrá mayor probabilidad de obtener un buen precio de reventa.
En la historia del mercado automotriz, estos patrones de depreciación han sido consistentes durante décadas. Incluso en épocas donde las tendencias de diseño y preferencias cambian rápidamente, la percepción del valor basada en el color sigue siendo un elemento clave para compradores y vendedores.
Finalmente, entender estos datos puede ser útil no solo para quienes compran un coche nuevo, sino también para los compradores de vehículos usados.
Aprovechar estos conocimientos puede permitir ahorrar miles de euros en la compra y maximizar la inversión a largo plazo. La elección del color, combinada con un buen mantenimiento, puede marcar la diferencia en cuánto dinero se recuperará al vender el vehículo en el futuro.