El Club Atlético San Miguel anuncia la salida de Sebastián Battaglia como director técnico, tras un breve paso al mando del equipo.

Una famosa frase publicitaria decía que "hay cosas que el dinero no puede comprar", y esto podría aplicarse a la situación actual del Club Atlético San Miguel.

Desde el norte del conurbano bonaerense, el club ha realizado una fuerte inversión para la temporada en la Primera Nacional, pero ha enfrentado recientemente la salida de su director técnico, Sebastián Battaglia, tras solo 11 partidos al mando del equipo.

El desencadenante de esta decisión fue el partido empatado 2-2 contra Quilmes, donde San Miguel llegó a estar liderando 2-0 en su estadio, el Complejo Olímpico Malvinas Argentinas, ubicado en Los Polvorines.

Esta decepcionante actuación, sumada a una serie de resultados poco favorecedores, llevó al club a tomar la difícil decisión de prescindir de Battaglia como DT.

En su llegada, Battaglia había sido parte de un renovado proyecto impulsado por el joven presidente Federico Almada, quien había explicado a principios de temporada el origen de la inversión que había realizado en el equipo.

A través de su cuenta oficial en la red social ‘X’ (anteriormente conocida como Twitter), el Club Atlético San Miguel emitió un comunicado donde anunciaron la decisión: "El Club Atlético San Miguel comunica que Sebastián Battaglia no seguirá siendo el entrenador del plantel profesional.

Le agradecemos tanto a él como a su Cuerpo Técnico, por todo el trabajo realizado y le deseamos el mayor de los éxitos".

Durante su breve ciclo, Battaglia tuvo la oportunidad de dirigir un equipo con gran potencial, que contaba con jugadores destacados como Agustín Lavezzi, sobrino del famoso ‘Pocho’, y Bruno Nasta, quienes fueron los máximos goleadores de la última temporada de Primera Nacional, anotando 18 goles cada uno.

Además, incorporó a futbolistas con experiencia en divisiones superiores, como Brahian Alemán, Cristian Erbes y Gino Peruzzi, todos nombres que prometían un aumento en la competitividad del equipo.

El presidente Almada había expresado su entusiasmo por la calidad de los entrenamientos y por el potencial del equipo, afirmando: "Veo muy posible el ascenso.

Estoy viendo la calidad de los entrenamientos y verdaderamente hemos dado un salto de calidad. Diría que nuestro equipo suplente es mejor que el equipo titular que teníamos el campeonato pasado". Esta declaración reflejaba las altas expectativas que había para la temporada.

Sin embargo, la realidad resultó ser diferente, ya que San Miguel solo logró ganar tres partidos en la zona A de la Primera Nacional, todos como locales, logrando alcanzar el octavo lugar en la tabla que apenas los clasificaría al Reducido.

El partido contra Quilmes representó la quinta igualdad consecutiva del club, una tendencia difícil que no ayudó a estabilizar el proyecto que Battaglia intentaba construir.

En su desempeño fuera de casa, el equipo acumuló cuatro derrotas y dos empates, lo que evidenció una clara debilidad en su rendimiento como visitante.

Actualmente, el grupo es liderado por San Martín de Tucumán, que suma 21 puntos, mientras que San Miguel se encuentra con 14 puntos, seguido de cerca por Atlanta con 20.

La situación plantea un reto significativo para el club, que ahora deberá buscar un nuevo entrenador para redireccionar sus esfuerzos y cumplir con las expectativas de sus hinchas.