Rosario Central recordó su historia con la espectacular vuelta de Ángel Di María, quien regresó al club tras más de 17 años y anotó un gol en su debut, despertando lágrimas y una profunda alegría en los hinchas.

No fue un sábado común en el estadio de Arroyito. La hinchada de Rosario Central vivió una jornada llena de emociones, marcada por el regreso de uno de sus ídolos más queridos, Ángel Di María, después de más de 17 años de ausencia.

El debut del equipo en el Torneo Clausura frente a Godoy Cruz se convirtió en un evento que permanecerá en la memoria de los aficionados, no solo por el resultado, sino por la historia que se escribió aquella tarde.

Angelito, quien recientemente había participado en el Mundial de Clubes con Benfica, donde convirtió cuatro goles, todos desde el punto penal, volvió a lucir la camiseta auriazul y a demostrar por qué es considerado uno de los mejores futbolistas argentinos de su generación.

La expectativa previa al partido era inmensa, y los hinchas llegaron desde temprano al estadio, con la esperanza de vivir un día histórico. La popular de Arroyito se llenó de familias, jóvenes y veteranos que, en silencio y con ilusionada emoción, esperaban ver a “Fideo” en acción.

El ambiente previo al partido estuvo cargado de simbolismo y pasión. Los puestos de venta de comida tradicional, como el clásico ‘bondiolita’, generaron aglomeraciones con precios que oscilan entre 200 y 250 euros, dependiendo de las adiciones.

Sin embargo, el mayor atractivo era sin duda las camisetas con el 11 del ídolo, que alcanzan los 150 euros, en comparación con las versiones ‘truchas’ que se venden a 15 euros.

La marea auriazul invadió las calles aledañas al estadio, con enormes banderas argentinas y pancartas con frases como “Gracias Chiqui” y el clásico “Central para ser campeón”, que reflejan la esperanza de un buen torneo.

Al ingresar al campo, la escena fue impresionante: una bandera argentina con la leyenda “Gracias Chiqui” ondeaba entre los espectadores, mientras algunos seguían cantando emocionados.

La emoción se intensificó con la llegada de Ángel Di María, quien en el minuto 15 del partido no dudó en festejar con un gol desde penal, que hizo explotar el estadio y sacudió los corazones de todos los presentes.

Los cánticos de “Fideeee, Fideeee” y “de la mano de Di María, toda la vuelta vamos a dar” resonaron en todo Arroyito.

Su regreso no solo fue motivo de celebración, sino también de lágrimas. El futbolista, tras marcar, se quitó la camiseta para festejar y luego fue reemplazado después de recibir un pisotón accidental que le provocó lágrimas y un momento de preocupación entre sus seguidores.

La entrada del técnico también se llenó de simbolismo, con las esperanzas renovadas en un equipo reforzado con talentos como Alejo Véliz, regresando a su casa tras un paso por Europa.

El partido, sin embargo, tuvo sus altibajos. Godoy Cruz logró igualar el marcador en la segunda mitad, en un encuentro lleno de dramatismo, pasión y pasión. Pero nada opacó la enorme felicidad de que Di María estuviera en cancha y de los aficionados que vivieron en carne propia el regreso de uno de sus hijos pródigos.

La historia de Di María en Rosario Central se remonta a sus inicios en las inferiores del club, donde empezó a demostrar su talento que luego lo llevó a Europa y a la selección argentina.

Tras una carrera repleta de éxitos en clubes como Real Madrid, Manchester United, PSG y Benfica, su regreso al club de sus amores simboliza el cierre de un ciclo que los hinchas esperaban con ansias, sobre todo en un contexto donde los ídolos de la historia del fútbol argentino han tenido que dejar su marca y retornar en momentos emblemáticos.

Este encuentro será recordado no solo por el gol y las lágrimas, sino como un símbolo de resistencia, pasión y fanatismo que caracteriza a Rosario Central y a su gente.

La esperanza está puesta en que este regreso sea el inicio de una temporada llena de logros y que vuelva a poner a Central en la senda de los grandes campeones del fútbol argentino.

Sin duda, la historia la escribirán aquellos que estuvieron presentes en Arroyito aquel día, viviendo un momento único que quedará en la memoria para siempre.