El equipo de Marcelo Gallardo sufrió una derrota ante Inter tras un primer tiempo aceptable, pero se desmoronó en la segunda mitad. Destacaron Marcos Acuña y Paulo Díaz, mientras que jugadores como Mastantuono y Montiel tuvieron actuaciones por debajo del nivel esperado. La diferencia en los aspectos físicos y tácticos fue clave en el resultado final.

En un encuentro disputado en el marco del Mundial de Clubes, River Plate presentó un rendimiento que dejó muchas dudas tras el partido contra Inter. El conjunto argentino mostró cierta intensidad en el primer tiempo, logrando mantener el balón y generar algunas aproximaciones peligrosas, aunque sin contundencia.

Sin embargo, en la segunda mitad, el equipo de Marcelo Gallardo se vino abajo y sufrió una derrota contundente, con un marcador que reflejó la diferencia que se evidenció en diversos aspectos del juego.

Desde el inicio, River intentó controlar el juego con una estrategia que priorizó la posesión y la presión en campo rival. El arquero Franco Armani tuvo una actuación destacada, realizando varias atajadas importantes, entre ellas un mano a mano que frenó a Lautaro Martínez, aunque en la jugada del gol de Bastoni pudo haber hecho algo más.

La defensa, compuesta por Gonzalo Montiel y Paúl Díaz, mostró solidez en ciertas fases, pero también tuvo errores que facilitaron algunas llegadas del equipo italiano.

Gonzalo Montiel, uno de los pilares del equipo, fueretenido en varias oportunidades debido a la peligrosidad de Dimarco, lo que limitó su proyección en ataque.

Por su parte, Paulo Díaz mostró solidez en despejes y cruces, ganando más duelos de los que perdió en la línea defensiva. Sin embargo, la presencia física y la intensidad de los rivales pusieron en evidencia las limitaciones del equipo durante el complemento.

En el medio campo, Marcos Acuña fue la figura destacada del encuentro. Con un rendimiento cercano a la excelencia, aportó liderazgo, control y una constante presencia en defensa y ataque. Su desempeño fue clave para intentar mantener el equilibrio ante un adversario que se mostró superior en varias fases del juego. Lucas Martínez Quarta, en tanto, estuvo concentrado y duro en la marca, aunque en una jugada de distracción cayó en el desliz y vio la tarjeta roja, dejando a River con diez jugadores y complicando aún más sus posibilidades.

El rendimiento de los volantes fue desigual. Rodrigo Aliendro volvió a la titularidad y se sacrificó en tareas defensivas, aunque le costó manejar la pelota. Matías Kranevitter intentó equilibrar el equipo, y en algunos momentos recuperó balones importantes, pero no pudo mantener la intensidad durante todo el partido.

Similar fue la actuación de Maximiliano Meza, que no logró ser determinante en la generación de juego y estuvo errático con la pelota.

En frente, Inter mostró mayor agresividad y efectividad. Su plantel, con jugadores de gran físico y técnica, aprovechó cada error de River. Bastoni y Acerbi en defensa, junto con un mediocampo más dinámico, lograron imponer su ritmo y marcar el curso del encuentro.

En el apartado de los delanteros, Facundo Colidio tuvo un primer tiempo inconsistente, aunque mejoró en el segundo período, fallando en una oportunidad clara cuando el marcador permanecía cerrado.

Miguel Borja, que empezó con buenas intenciones, perdió presencia con el correr de los minutos, mientras que Franco Mastantuono, uno de los jóvenes promesas del equipo, tuvo una actuación irregular.

Su bajo rendimiento y errores en el segundo tiempo contribuyeron al deslizamiento del equipo durante la segunda parte.

Por último, en el apartado individual, jugadores como Ignacio Fernández y Germán Pezzella no lograron ofrecer el nivel esperado en un partido de alta exigencia, evidenciando que aún deben ajustar sus rendimientos para afrontar estas competencias internacionales.

La derrota de River en este encuentro también pone en evidencia los desafíos que tiene el equipo para potenciar su plantel y competir de igual a igual durante el resto del torneo, en un contexto en el que el fútbol sudamericano mantiene la expectación por su calidad y tradición en el escenario mundial.

El resultado final fue un recordatorio de la necesidad de mejorar aspectos físicos y tácticos, además de aprovechar al máximo el talento de las figuras jóvenes que el club busca potenciar para el futuro.

A pesar de la derrota, River mantiene su historia y su espíruto competitivo, con la esperanza de corregir errores y afrontar las próximas etapas con mayores certezas y fortaleza.