Los Thunder logran su primer título de la NBA en 46 años tras vencer a los Indiana Pacers en una serie definitiva llena de emoción y lesiones clave, consolidando un futuro prometedor con su joven plantilla.
Oklahoma City Thunder se consagraron campeones de la NBA por primera vez desde 1979, poniendo fin a una sequía de casi cinco décadas para la franquicia que actualmente reside en la ciudad de Oklahoma, en un enfrentamiento final épico que se definió en siete partidos.
La serie, que arrancó con los Thunder como claros favoritos tras dominar la fase regular con un récord de 68 victorias y 14 derrotas, tuvo momentos de alta tensión, lesiones importantes y actuaciones memorables.
Este título tiene un significado especial para los fans del equipo, ya que rememora la última vez que la franquicia, entonces conocida como Seattle SuperSonics, levantó el trofeo Larry O’Brien en 1979.
Desde entonces, la franquicia enfrentó años complicados hasta su traslado a Oklahoma en 2008 y su eventual consolidación como uno de los rivales más peligrosos en la liga actual.
El partido decisivo, disputado en el Paycom Center, fue marcado por una lesión trascendental en el primer cuarto. A solo cinco minutos y cinco segundos del inicio, Tyrese Haliburton, base de Indiana Pacers y uno de los jugadores clave en esta serie, sufrió una caída aparatosa que lo dejó fuera de combate.
Aunque en la jugada previa parecía tener un ligero malestar, la gravedad de la lesión fue evidente cuando el jugador, con el número 0, cayó al suelo con gestos de dolor, golpeando el suelo con desesperación y siendo asistido por sus compañeros para abandonar la pista ayudado por auxiliares.
El impacto fue emocional para Indiana, que logró igualar la serie 3-3 tras vencer en un sexto encuentro lleno de dramatismo. Sin embargo, la ausencia de Haliburton, considerado el director de orquesta del equipo, se hizo sentir rápidamente en el séptimo y decisivo juego. Sin su presencia en la cancha, los Pacers intentaron resistir, pero la presión defensiva de los Thunder fue insoportable, forzando hasta 21 pérdidas de balón y rompiendo la resistencia rival.
El tercer cuarto fue decisivo en la definición del partido. Los Thunder comenzaron a distanciarse con jugadas clave, como una recuperación de balón de Jalen Williams que culminó en una anotación entre los gigantes de Indiana.
Desde ese momento, el equipo de Oklahoma City no dejó escapar el liderazgo en el marcador. Shai Gilgeous-Alexander fue la figura máxima, con 29 puntos, y fue declarado el jugador más valioso de las finales. A su lado, Jalen Williams aportó 20 puntos, mientras que Chet Holmgren destacó con 18 y cinco tapas, demostrando ser una pieza fundamental bajo el aro.
El entrenador de los Thunder expresó su emoción al final del partido: “No parece real, tantas horas, sentimientos, noches de incredulidad. Es un logro enorme para nuestro equipo y nuestra historia”. La alegría también fue compartida por Gilgeous-Alexander, quien dijo que esta victoria es para sus fans, sus compañeros y su familia. En sus declaraciones, destacó la importancia de Jalen Williams en la conquista y elogió a Holmgren por su desempeño defensivo.
Este título marca una fecha histórica, ya que solo una dupla ha logrado más puntos en una serie final en la historia de la NBA: LeBron James y Kyrie Irving en 2016-2017 con los Cleveland Cavaliers.
Además, los jóvenes talentos de Oklahoma, como Holmgren y Jalen Williams, junto a Gilgeous-Alexander, parecen ser la base de un proyecto que puede dominar la liga en los próximos años.
Los Thunder finalizan una temporada que quedará en los anales del baloncesto, y consolidan su lugar en la élite tras ser los grandes dominadores de la fase regular.
El futuro se vislumbra prometedor para una franquicia que, tras más de cuatro décadas sin ganar un campeonato, ha regresado a la cima de la NBA con una victoria memorable llena de historia y esperanza.